Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) analizan muestras de aguas residuales superficiales y de cuerpos que desembocan en el cauce del río Bravo, Tamaulipas, a fin de detectar la presencia del SARS-CoV-2. Indicaron que la detección de partículas virales residuales permitirá contar con un parámetro indirecto del estado de contagios en la zona.
El doctor Virgilio Bocanegra García, titular de la investigación del Centro de Biotecnología Genómica (CBG), ubicado en Reynosa, refirió que en países como Italia, Suecia y Estados Unidos ya aplican esa metodología de monitoreo biológico en aguas residuales para estimar el índice de contagios de una población, conocer con anticipación si las medidas de prevención han sido efectivas y tomar decisiones de salud pública.
El experto politécnico explicó que independientemente de que los contagiados sean asintomáticos o cursen con covid-19 leve o grave, desde el primer día de la infección el virus está presente en las heces que llegan a las aguas residuales y potencialmente a los cuerpos de agua superficiales.
“Por ello, la detección y estudio del coronavirus en las aguas residuales es un excelente método de vigilancia que puede usarse como alerta temprana para conocer el ritmo en que suben o descienden los niveles del SARS-CoV-2 en las aguas y, si en determinado momento éstos son altos, prever una posible demanda hospitalaria en los siguientes siete a 10 días, que es el periodo en que la enfermedad se puede agudizar”, explicó.