Lo que hoy es la República Serbia ha sido corazón de sangrientos conflictos bélicos. Baste recordar el que entre 1992 y 1996 cobró la vida de miles de personas, en la guerra de Bosnia-Herzegovina, durante la cual se cometieron todo tipo de delitos contra la población civil: limpieza étnica, violaciones masivas y genocidio. Hoy Serbia es nuevamente noticia, no por las atrocidades que cometieron sus milicias en esa guerra, sino porque Novak Djokovic, su máxima figura deportiva e internacional sufrió la peor derrota de su carrera.
Todo apuntaba a que en el máximo torneo de tenis que se celebra ahora en Melbourne, Australia, se convertiría en el mejor de todos los tiempos, superando a Rafael Nadal y Roger Federer. Pero sus mentiras y el creerse por encima de la ley echaron por la borda su deseo.
La historia comenzó el pasado diciembre, cuando Novak se contagió de covid-19 y no cumplió con las normas de aislamiento y cuarentena. Aunque las autoridades australianas de salud no permiten el ingreso al país de quienes no posean el esquema completo de vacunación, el tenista quiso hacer válida una exención médica para no tenerlo al aterrizar el 5 de enero en Melbourne.
Sin embargo, las autoridades migratorias australianas cancelaron su visa. Lo trasladaron a un hotel y lo pusieron en aislamiento. Los medios serbios y los políticos clamaron contra “los abusos” cometidos contra el ídolo y por “menospreciar vergonzosamente al tenista número uno”. El presidente del país, Aleksandar Vucic, dijo que con la detención “no sólo se humillaba a su familia, sino a toda una nación libre y orgullosa”. El padre de Novak lo comparó con Jesucristo, al decir que “está siendo crucificado”.
El primer ministro de Australia respondió que “nadie está por encima de la ley”. Pero un magistrado otorgó al tenista un aval para jugar en tan importante torneo y ordenó su liberación. Mas el 16 de enero pasado, el máximo tribunal de justicia de ese país decidió por unanimidad cancelar definitivamente el visado del ídolo y fue deportado. También se supo que mintió al llegar a Melbourne, cuando aseguró no haber viajado a terceros países previamente. Sí lo hizo.
Con sus 7 millones de habitantes y 88 mil 500 kilómetros cuadrados, Serbia encarna de nuevo en el tenista Novak Djokovic lo peor de los nacionalismos. Quiso convertir en víctima a quien se creyó intocable y violó claras normas para evitar el covid-19.