Nueva York. El presidente Joe Biden otorgó altas calificaciones a la gestión de su gobierno durante su primer año en la Casa Blanca subrayando logros en la lucha contra la pandemia y el rescate de la economía, pero reconoció que hay “frustración y fatiga” en este país, e indicó que no evaluó bien la tajante oposición republicana a casi todas sus iniciativas en una maratónica conferencia de prensa de casi dos horas en la Casa Blanca.
Al recitar cifras de lo que llamó una campaña sin precedente de salud pública, que logró vacunar a tres cuartas partes de la población, junto con la generación de 6 millones de empleos en un año y la reducción de la pobreza, como también la aprobación de su masiva iniciativa de infraestructura, Biden insistió en que “hemos enfrentado algunos de los desafíos más grandes que jamás hallamos enfrentado en este país en estos últimos años”.
Prometió; “ahora vemos hacia el futuro para ganar el siglo 21”, agregando su frase de campaña, “los mejores días de este país están adelante, no atrás”.
Respondiendo a preguntas sobre si había elevado demasiado las expectativas al inicio de su presidencia, Biden aseguró que “no sobre prometimos, y probablemente sobre logramos”.
Admitió que “lo que no anticipé fue el esfuerzo republicano” para hacer todo lo posible para frenar las iniciativas de su presidencia, y rompiendo con su tradicional posición “bipartidista”, acusó que ese partido ahora está intimidado por un ex político, en referencia a Donald Trump, pero como siempre sin usar su nombre. Y repitió, estrenando un nuevo mensaje, que los republicanos no tienen propuestas. “¿Los republicanos están a favor de qué? ¿Favorecen qué?”.
Expresando frustración, y hasta exasperación, ante la falta de reconocimiento de los logros de su presidencia por el público y los medios, Biden en un momento exclamó: “ningún presidente ha logrado más en su primer año”.
Pero aceptando parte de la responsabilidad por el fracaso en comunicación, prometió que en su segundo año se dedicará a salir más de Washington para hablar directamente con el público “para contarles sobre lo que estamos haciendo” y ser mucho más activo en las campañas electorales legislativas de su partido en este año de elecciones intermedias.
En respuesta a un pregunta sobre migración, Biden recordó que cuando era vicepresidente en el gobierno de Barack Obama, impulsó una iniciativa de millones de dólares para ayudar a los países centroamericanos para reducir la expulsión de migrantes, y que también dedicó mucho de su tiempo a América Latina en apoyo de esfuerzos para crear “un hemisferio de democracias”, algo que fue dañado, acusó, por Trump. “No es el traspatio de Estados Unidos… uno no dicta lo que sucede ahí”, aclaró.
Uno de los temas más recurrentes en la conferencia fue el de la relación con Rusia, y Biden comentó que aún existe una salida diplomática, hasta incluso es “aún posible” una cumbre con Vladimir Putin a pesar de que el presidente supone que su contraparte rusa intervendrá en Ucrania.
Pero los medios se entusiasmaron mucho con un comentario desafortunado, y después corregido por la Casa Blanca, de que una incursión menor rusa en Ucrania podría no detonar una respuesta masiva de Washington y sus aliados. El mensaje oficial es que Rusia “pagará caro” cualquier intervención.
En respuesta a un reportero de un medio conservador que le preguntó, “¿por qué esta usted empujando a este país tanto hacia la izquierda”, Biden primero río y dijo que generar empleo y vacunar masivamente no son logros izquierdistas, y después aclaró; “ustedes han intentado convencerme de que soy Bernie Sanders… no soy un socialista. Soy parte del centro del Partido Demócrata”.