Buenos Aires. El Fondo Monetario Internacional (FMI) puede perder legitimidad si “empuja a Argentina a una situación desestabilizante”, advirtió ayer el ministro de Economía, Martín Guzmán, en entrevista con la agencia de noticias Afp, en momentos en que negocia a contrarreloj un nuevo programa crediticio con el organismo.
Argentina busca un acuerdo con el FMI que le permita extender los plazos de pago de unos 44 mil millones de dólares que le adeuda a la entidad desde 2018, cuando firmó un crédito por un monto de 57 mil millones de dólares. Del total que recibió, los vencimientos se concentran en 2022 y 2023, con pagos de 19 mil y 20 mil millones, respectivamente, calendario que Guzmán considera insostenible.
En este contexto, el canciller argentino, Santiago Cafiero, mantuvo un encuentro con su par estadunidense, Antony Blinken, durante el cual requirió el apoyo de Washington para lograr un acuerdo con el FMI que permita refinanciar la deuda de unos 44 mil millones de dólares.
En Wahington, Cafiero comentó a Blinken que Argentina “ha emprendido una senda que pretende consolidar un crecimiento económico sostenible e inclusivo” y afirmó “que es necesario un mensaje de la autoridad política al Tesoro para contar con el apoyo de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional, y que de este modo no se restrinja el crecimiento”, de acuerdo con un comunicado de la cancillería argentina.
Argentina, tercera economía de América Latina, tuvo un crecimiento de 10 por ciento del PIB en 2021, después de caer 9.9 por ciento en 2020. Pero se ve lastrada por la pobreza (40 por ciento) y por una inflación de 50 por ciento, de las más altas del mundo.
El gobierno del presidente Alberto Fernández quiere acordar con el Fondo un programa con reducción del déficit fiscal, pero sobre la base del crecimiento y no del recorte del gasto público.
A continuación parte de la entrevista de Guzmán con Afp
–¿Qué panorama tiene Argentina para 2022? ¿Es posible que no se alcance un acuerdo con el FMI? Se habla de default: ¿hay preocupación?
–El panorama puede ser muy virtuoso. Argentina tiene un superávit comercial muy alto. Fue superior a 15 mil millones de dólares en 2021. ¿Cuál es el problema de balanza de pagos que enfrenta Argentina en 2022? Es justamente la deuda con el FMI. Es al revés de lo que naturalmente ocurre. Es la deuda la que genera el problema de balanza de pagos. Y por eso es importante poder refinanciarla. Es importante para el país y también para el Fondo.
“Si el FMI empuja a Argentina a una situación desestabilizante, también va a tener una legitimidad menor en el futuro, cuando otros países requieran del multilateralismo para poder resolver junto a la comunidad internacional sus problemas.
“Si queremos proteger el funcionamiento del multilateralismo, es importante acordar algo que sea creíble, o sea, implementable.
“Tenemos un conjunto de objetivos económicos y sociales, y por supuesto queremos cumplir con nuestros compromisos, pero necesitamos tiempo para poder refinanciar estas deudas. Requerimos que por ese tiempo no nos cobren una condicionalidad tal que detenga la recuperación y que inhiba la capacidad de desarrollo de Argentina en el mediano y largo plazos”.
–¿En qué consiste la desavenencia sobre el tema fiscal?
–Prácticamente hay acuerdo sobre hacia dónde hay que converger, cuál es el resultado fiscal primario (antes del pago de intereses). La diferencia está en las velocidades y eso tiene que ver con que se están mirando objetivos diferentes.
“En 2021, con una economía creciendo a 10 por ciento, el déficit fiscal primario cayó 3.5 puntos del PIB. El déficit fiscal de 2021 fue de entre 2.9 y 3 por ciento, esta cifra se va a conocer el 20 de enero. Es una caída muy fuerte. Se está dando una consolidación fiscal virtuosa.
“Lo que el FMI ha planteado es que debe haber una consolidación fiscal más rápida. Pero hay dos problemas: el primero es que la forma como ellos lo plantean detendría la recuperación económica en el corto plazo. El segundo es que el punto en el cual se enfocaría la más rápida consolidación fiscal sería en una expansión menor de la inversión en infraestructura pública. Para nosotros eso es crítico, porque esa inversión es la que más necesita Argentina, desde el punto de vista productivo. Es ahí donde está la tensión”.
–Hace unos días se refirió a la disyuntiva entre un acuerdo perfecto o un acuerdo aceptable, bueno, realista ¿Se siente cerca de algo así?
–No existe un acuerdo perfecto. Cuando hay una situación en que se negocia algo es porque hay una inconsistencia, y lo que se define es cómo se distribuyen las cargas. Lo que buscamos es dar un paso adelante en vez de darlo hacia atrás. Diría que estamos un poquito mejor que hace una semana, pero hay un camino importante por recorrer.
La frecuencia (de los contactos con el FMI) no solamente es diaria, sino que es de varias veces al día.
En tanto, La vicepresidenta Cristina Fernández de Kircher aseveró que los pagos al FMI cuestan al país más que la pandemia de covid-19.