Cualquiera de las vertientes que tome el desarrollo de criptoactivos requiere la regulación de bancos centrales y autoridades públicas, consideró Agustin Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés). “El alma del dinero es la confianza. Y los bancos centrales han sido y siguen siendo las instituciones mejor situadas para generar confianza en la era digital”, dijo en una conferencia.
Subrayó que al margen de una regulación, algunos desarrollos recientes “pueden amenazar la esencia del dinero como un bien público si se llevan demasiado lejos”; en ese sentido recalcó que las criptomonedas estables representan un riesgo para la estabilidad financiera, pero además, “armados con acceso exclusivo a los datos, las grandes tecnologías pueden escalar rápidamente y dominar los mercados”.
Agregó que, si bien en una economía de mercado el sector privado es el principal motor, los bancos centrales y las autoridades públicas “siguen siendo el pegamento que mantiene unido el sistema monetario y financiero”, y sobre esa base es que pueden levantar los desarrollos financieros de grandes tecnológicas, pues “la confianza nunca puede subcontratarse ni automatizarse”.
Las declaraciones de Carstens, durante una conferencia en la Universidad de Goethe, se dan luego de que el año pasado Facebook –ahora Meta, conocida por escándalos en venta de datos de usuarios– anunció el lanzamiento de su moneda y monedero digital. El gerente general del BIS recalcó que a través de las criptomonedas estables, “los usuarios pueden estar entregando las llaves de nuestro sistema monetario a entidades privadas impulsadas principalmente por las ganancias”.
Además, “si una gran criptomoneda se afianza, podemos terminar con unos pocos jardines amurallados que compiten entre sí y con las monedas nacionales, fragmentando el sistema monetario nacional y mundial. Los beneficios iniciales se desvanecerían, dando paso rápidamente a los conocidos problemas de concentración del mercado”.