La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) participa en un programa internacional de Cartografía de Galaxias Cercanas en el Observatorio Apache Point, conocido como Manga (Mapping Nearby Galaxies at APO), que ha mapeado alrededor de 10 mil de esos conjuntos estelares cercanos a la Vía Láctea mediante telescopio de 2.5 metros instalado en Nuevo México, Estados Unidos.
Manga forma parte del Sondeo Digital del Cielo Sloan, proyecto internacional que inició en 2000, auspiciado por la Fundación Alfred P. Sloan.
En el proyecto participan instituciones de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, España, China, Chile y México, entre otros.
Para su funcionamiento es fundamental la avanzada técnica llamada espectroscopía de campo integral, la cual permite estudiar objetos del espacio sobre un campo de visión bidimensional; es decir, analiza cubos con tres dimensiones: dos espaciales y una espectral, explicó Sebastián Francisco Sánchez Sánchez, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y colaborador del proyecto.
Su uso es cada vez más frecuente porque permite investigar la morfología de objetos extensos y sus propiedades espectrales de manera simultánea.
Entre los resultados, los científicos han encontrado que los procesos de formación estelar se rigen por leyes evolutivas que son las mismas a cualquier escala, que las galaxias crecen de adentro hacia afuera y que cuando se paraliza la formación estelar, ésta lo hace del mismo modo.
“Tenemos todo el rango de variación de los distintos tipos de galaxias y así podemos buscar pautas”, enfatizó.
Manga consiste en un muestreo de espectroscopía de campo integral. Esto significa, básicamente, que estamos observando la totalidad de la galaxia en ambos espectros. Ha habido otros proyectos parecidos, pero la diferencia es la magnitud del número que se ha observado y la extensión en el tiempo para observar, lo cual nos ha llevado a tener profundidad de los datos, agregó.
Se alcanzan aproximadamente 500 espectros por cada una, información que describe la intensidad de una radiación en función de una magnitud característica, como la longitud de onda, energía o temperatura, precisó.
“El volumen de datos que hemos obtenido es de unos cinco o seis millones de espectros en total, y es derivado de seis años de observación. Son de galaxias que están muy cerca de nosotros, del universo cercano. Se busca caracterizar sus propiedades. El gran número de datos permite tener estadística mucho más detallada de cómo son en realidad estas estructuras, pero ha requerido utilizar los clusters de computación de los institutos de Astronomía y de Ciencias Nucleares de la UNAM”, comentó.
El especialista precisó que esto significa conocer en mayor detalle sus características, pautas generales y particularidades. “Antes se analizaban de una manera homologada, y ahora hemos observado todo tipo de galaxias, esa es la ventaja. Hemos visto desde extremadamente enanas, gigantes, elípticas, espirales e irregulares, entre muchas otras. Estudiamos los procesos de formación y muerte de estrellas, así como la formación de metales”.
El telescopio de 2.5 metros de diámetro en su espejo primario tiene un campo de visión grande, de un grado cuadrado, y la técnica permite observar varios objetos a la vez, en promedio 32 galaxias en cada exposición del equipo, concluyó.