Guadalajara, Jal., La voracidad urbanizadora e industrializadora se suma a la contaminación en la principal cuenca hídrica jalisciense, una red integrada por el río Lerma, el lago de Chapala y el río Santiago, en cuyas márgenes habitan por lo menos 6 millones de personas, incluidas las del área metropolitana de Guadalajara.
Arturo Gleason, investigador de la Universidad de Guadalajara y especialista en temas relacionados con el agua, cuestionó los permisos que se otorgan para construir fraccionamientos junto al lago, en las laderas de los cerros que lo rodean y por donde escurre la mayor cantidad de agua que capta el embalse natural más grande del país, principal abastecedor de líquido para consumo humano en la capital jalisciense.
“Chapala está siendo gravemente afectada por una creciente urbanización en la ribera. Guardamos silencio ante esto, compramos predios y hacemos casas cuando la principal fuente de agua del lago son las áreas de recarga alrededor. ¿Cómo es posible que algunos municipios tiren deliberadamente agua a Chapala? Todo eso es porque prevalece el interés de unos pocos”, reprochó.
Consideró que la urbanización “sin ton ni son” que permiten las autoridades ha afectado el ciclo del agua y ha derivado en el taponamiento de cauces, inundaciones en colonias y deslaves junto a cerros.
En la red de 8 mil 500 kilómetros de distribución en Guadalajara se desperdicia 40 por ciento del caudal por fugas; además, hay consumos exagerados y drenajes viejos y saturados que no se dan abasto ante el flujo de desechos que tampoco son saneados por la insuficiencia o falta de plantas tratadoras.
“Para restaurar el ciclo necesitamos medir antes cuánta agua le queda a Guadalajara y cuál es la cantidad y la calidad precisa en cada punto del lago de Chapala. Eso se puede medir digitalmente, al igual que los consumos y cuánta agua subterránea hay, cómo van las corrientes, cada variable del ciclo y componente del sistema para diseñar propuestas de preservación, restauración y modernización del sistema hidrosanitario urbano. No veo en la agenda pública nada de esto”, sentenció Gleason.
Su ponencia, en la cual hizo un llamado a las autoridades estatales y federales para que “nos vean como sus aliados porque tenemos años de estudios y trabajo para la sociedad”, la presentó como parte de un coloquio al que acudieron especialistas y diputados federales, organizado por la legisladora morenista Cecilia Márquez para buscar soluciones al principal problema de contaminación y salud en Jalisco.
Manuel Villagómez, empresario, político y presidente de la Fundación Cuenca Lerma-Chapala-Santiago, planteó que las aguas contaminadas que surgen de las industrias –a las que no se obliga a tener plantas de tratamiento– y el uso de agroquímicos que se decantan hacia ríos y la laguna son consecuencia de lo que llamó “cártel del agua”.
Existe, afirmó, un contubernio empresarial y político que ha lucrado siempre con grandes obras que no resuelven de fondo ni la contaminación ni el desabasto, y mucho menos el tratamiento de las aguas residuales.
Otro ejemplo de la urbanización e industrialización a costa del agua está al sur de Guadalajara, en la antigua presa agrícola de El Ahogado, que en la actualidad capta excedentes de agua producto de las lluvias y los drenajes, la cual está en proceso de desecación, según denunció el investigador Rubén Darío del Río.
“La autoridad quiere que no exista esa presa. Ya hizo un drenaje para que deje de operar y ampliar el valle del silicio mexicano ganando tierra a la naturaleza. Al dejar de funcionar como presa de riego, se les ocurrió declararlo zona de alta prioridad y el gobierno del estado se adjudicó 480 hectáreas para fraccionar y hacer nuevas zonas industriales”, acusó.
Asociaciones de larga trayectoria ambientalista como Un Salto de Vida y Foro Socioambiental GDL insisten en el alto número de enfermos y muertes a lo largo de la cuenca no sólo por males renales, sino también cáncer, que atribuyen a la violación de normas legales y recomendaciones internacionales, nacionales y estatales de defensorías sociales o ambientalistas para terminar con la contaminación.
Ambas han documentado, con estudios, graves consecuencias como el hecho de que en Juanacatlán, junto al río Santiago, 40 por ciento de los niños tienen en sus organismos niveles excesivos de arsénico, plomo y cadmio.
En esta región operan plantas de trasnacionales como Cooper Tires, Honda, Siemens, ZF, Voit, Nestlé DSM y Nutreco, en un corredor industrial donde hay casi 800 grandes fábricas a las cuales no se les exige limpiar las aguas residuales.