Ciudad de México. Las perspectivas sobre el crecimiento económico de México y la inflación no son ‘alentadoras’, según Vanguard México, una de las compañías de inversión y fondos de inversión más grandes del mundo, al pronosticar un aumento del producto interno bruto (PIB) de 2.0 por ciento y una inflación de 5.0 por ciento para finales de este año.
De acuerdo con el reporte: “Perspectivas Económicas y de Mercado de Vanguard para 2022”, la gestora de fondos de inversión mundial prevé un crecimiento del PIB del 2.0 por ciento en el 2022, ya que persistirán los vientos en contra del crecimiento, especialmente la inflación y la contracción de las condiciones financieras.
“Esta tasas de crecimiento es 0.80 puntos porcentuales inferior a la del consenso del mercado, que prevé un crecimiento del 2.8 por ciento. Lo anterior, debido a nuestras expectativa de que los vientos en contra del crecimiento en 2021 continuarán o se intensificarán este año, excepto por el coronavirus”, destacó la firma.
El segundo proveedor de títulos referenciados, ETF’s, después de iShares de BlackRock, aseveró que Banco de México (BdeM), por su parte, enfrenta la presión de aumentar aún más las tasas de interés.
En primer lugar, para contener la inflación, que está erosionando los ingresos en México, y en segundo lugar para evitar la salida de capitales, debido a las tasas de interés negativas y a políticas restrictivas de bancos centrales de mercados desarrollados.
Y es que pronostica una inflación para finales de este año de 5.0 por ciento, por encima de su comportamiento previo a la crisis sanitaria.
“Prevemos al menos el aumento de 1.0 por ciento de subidas en el 2022 por parte del Banco de México, frente a los 0.75 puntos base esperados por consenso, y estamos en línea con el mismo para una caída del tipo de cambio del 4.0 por ciento a 21.50 pesos por dólar este año”, pronosticó.
La firma, que dirige Juan Hernández, precisó que estos vientos en contra son la presión a la baja sobre los salarios reales, debido a la inflación; la rigidez de las condiciones financieras en México y en el extranjero, y un riesgo creciente de desaceleración del crecimiento en los principales socios de exportación, en particular Estados Unidos.