Ciudad de México. El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) llamaron a erradicar los discursos de odio, así como el uso de cualquier expresión e imagen revictimizante en torno a la agresión contra Natalia Lane, asambleísta consultiva de este organismo descentralizado capitalino.
La madrugada del domingo, Lane fue agredida en la Colonia Portales. Subió a redes un video en donde decía que tenía heridas punzocortantes en la cabeza y cara. Muchos internautas expresaron su solidaridad y preocupación por el hecho, pues había un sangrado abundante pero otros la agredieron verbalmente.
Ambos consejos exhortaron a las autoridades responsables de impartir justicia para que indaguen y resuelvan el caso de acuerdo con sus competencias, a fin que no quede en la impunidad.
Los discursos de odio son inaceptables, vulneran la dignidad de las personas y las colocan en riesgo, pues legitiman, multiplican y fomentan las violencias.
“De acuerdo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el discurso de odio es aquel que fomenta la desigualdad estructural de determinados grupos desaventajados históricamente. Lo hace mediante expresiones de violencia, burla, menosprecio e insulto; genera hostilidad social en contra de determinadas personas o grupos”.
Por lo tanto, el discurso de odio favorece e incita a las violencias física, verbal, moral, psicológica, y se caracteriza por tener el ánimo deliberado de humillar, denigrar, calumniar, desacreditar, menospreciar y discriminar a personas o grupos por su condición o algún elemento de su identidad.
En tal sentido, el Conapred y el Copred conminaron a evitar cualquier tipo de mensaje que pueda incitar al odio, y reiteran la condena a este y todo tipo de violencias contra las personas trans y las trabajadoras sexuales.
“Cuando se refiere a las personas trans, es indispensable tomar en cuenta la perspectiva de género y los contextos de vulnerabilidad, discriminación y extrema violencia que han vivido históricamente”. En este caso, además, es prioritario recordar que las trabajadoras sexuales se enfrentan de manera cotidiana a la falta de condiciones seguras para ejercer su trabajo.
Las personas trabajadoras sexuales: mujeres cis, personas trans y hombres, “viven altos niveles de violencia, estigmatización, discriminación y otras violaciones a sus derechos humanos”.
Los aspectos socioculturales relacionados con el estigma y la discriminación generan abusos y violencias de género en contra de las personas trabajadoras sexuales, que se acentúan al no haber un reconocimiento del trabajo sexual como trabajo. Sin embargo, ninguna falta de regulación puede justificar estas situaciones.
Ante ello, ambos consejos llaman también “a un cambio cultural que promueva la eliminación de estigmas hacia las y los trabajadores sexuales, y que contribuya a erradicar las violencias y criminalización que enfrentan por parte de diversas personas, personalidades y sectores de la sociedad”.
Añadieron que “es importante y necesario generar conciencia en torno a la vulnerabilidad de estas poblaciones y a la desigualdad de condiciones para acceder a todos los derechos. Reconocerles y garantizar el ejercicio de éstos es una tarea y responsabilidad conjunta, con base en su dignidad humana”.
Del mismo modo, se recuerda que, en cualquier caso de violencia, es de suma importancia que las víctimas estén en el centro para llevar a cabo las investigaciones correspondientes, así como la difusión de información en redes sociales y medios de comunicación. Por lo cual, resulta fundamental no revictimizarles mediante la reproducción de estigmas, prejuicios, expresiones que les culpabilizan o imágenes que reviven la agresión.
El Conapred y el Copred reiteraron el exhorto y compromiso en corresponsabilidad con la sociedad para prevenir y eliminar cualquier discurso o acto discriminatorio”. La diversidad construye; los discursos de odio destruyen. Las mujeres trans son mujeres. El trabajo sexual es trabajo”.# y extrema violencia que han vivido históricamente”. En este caso, además, es prioritario recordar que las trabajadoras sexuales se enfrentan de manera cotidiana a la falta de condiciones seguras para ejercer su trabajo.