El 12 de enero tuvo lugar el lanzamiento internacional del libro Fratelli tutti y la mejor política; el subtítulo, Los políticos responden y en la viñeta de portada, representada una ronda de siluetas de personas de diversas razas, frente a una figura estilizada que parece la imagen de Jesús. Sin embargo, no se trata exactamente de un libro religioso; consta de varios ensayos escritos por políticos latinoamericanos, sobre la encíclica, seguramente la más importante que ha enviado el actual jefe de la Iglesia católica.
Los editores son la Academia de Líderes Católicos y la Universidad Católica de Costa Rica; el texto se integra con varios ensayos, 14, para ser exactos, de políticos latinoamericanos que participamos, con dos características, ejercemos actividad política y somos católicos. Coincidimos también en reconocer la importancia que ha tenido en la opinión pública mundial y en especial en nuestro continente, la transcendental encíclica cuyo título se traduce como “hermanos todos”.
La palabra encíclica, conviene recordar, se refiere a una carta solemne dirigida por el Papa a los fieles y al clero de la Iglesia que preside, se trata según la etimología del término, de una “circular” enviada a muchos para instruirlos sobre algún punto o concepto o bien para indicar acciones cuya ejecución se espera. Lo interesante es que esta “carta circular” no sólo fue recibida dentro del mundo católico, sino que como otras anteriores – Rerum novarum, Populorum progessio– despertó la atención de muchos actores políticos del mundo interesados en el mismo debate sobre temas que a todos inquietan y tópicos de los que se habla en muchos foros y sobre los que se siente la necesidad de dialogar, de discutir y a veces la tentación de disputar.
Estos temas de importancia capital para el mundo entero, explicados por alguien con influencia en un amplio sector de la población en general es natural que llame la atención y sea objeto de propuestas, libros, artículos y foros diversos. El objetivo de la obra presentada el miércoles pasado fue precisamente dar a conocer los puntos de vista de varios políticos latinoamericanos sobre los importantes temas de Fratelli tutti y, a su vez, el objeto de esta colaboración a La Jornada es invitar tanto a que se lea el libro como llamar la atención sobre los temas capitales que no sólo interesan, sino que estremecen al mundo entero.
No se puede olvidar que, en octubre de 2020, el momento de la aparición de la encíclica, el mundo vivía cambios profundos e inquietantes; uno de ellos era la pandemia que puso en alerta a todos por la amenaza de enfermar y morir y en ese momento, también crecía un proceso de rechazo a la globalización y al neoliberalismo; no se trataba de un rechazo desde el marxismo ortodoxo ni desde el socialismo, era difuso y generalizado. Es importante recordar que México tenía poco tiempo de iniciado un gobierno con algunas coincidencias con los señalamientos del papa Francisco.
La encíclica se ocupa de describir la realidad contemporánea colmada de injusticias para amplias mayorías, de la proliferación de migrantes de los países pobres a los países ricos, del sur al norte; llama también la atención sobre la necesidad de solidarizarnos con los marginados, los pobres, los “descartables”, que son rechazados por la violencia y las pobrezas en sus lugares y que tienen derecho a rescatar su propia vida y la de sus familias.
Describe la realidad colmada de injusticias generadas por fenómenos económicos presentes en todas partes e identificados con la globalización y el capitalismo sin límites éticos, que pone al centro de la vida comunitaria la ganancia y la utilidad para los grandes empresarios y da la espalda a una justicia social mínima; ya no hay para este tipo de empresas trasnacionales, solamente clientes y personas que venden su trabajo a un bajo precio, sino que han aparecido, en parte por el desarrollo de la tecnología, amplias franjas de personas que ya ni siquiera son dentro de esa visión individualista, útiles para ser explotadas, son “los descartables”.
Ante el fenómeno descrito, el Papa, a partir de la parábola del buen samaritano, convoca a “una nueva ética de relaciones internacionales”. Se trata en el fondo de trasladar un concepto de antaño manejado por estudiosos y por políticos de inspiración cristiana, conocido como el “bien común” sólo que, ahora expresado para una nueva dimensión, la dimensión global, se trata de “un bien común internacional”, esto es, sin fronteras para todos los hombres y todos los países.
Según la opinión de Delos, acerca del bien común, éste no es sólo la suma de bienes particulares, es más bien, el conjunto de circunstancias que permiten a todos los integrantes de una comunidad, alcanzar su completo desarrollo humano en lo material y en lo espiritual y el respeto a todos sus derechos, nos referimos a la libertad, la vida, la salud y la educación.