Llegados al poder en Nuevo León gracias a la combinación de intereses político-empresariales y una utilización intensiva de ligerezas en las redes sociales, la influenciadora Mariana Rodríguez Cantú y el emecista Samuel García Sepúlveda (quienes constituyen una pareja gobernante evocatoria de la dupla Fox-Sahagún) generaron más polémica al llevarse de fin de semana a casa a un pequeño que está bajo cuidado del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia en esa entidad.
Lo que, en dado caso, debería haberse manejado con la discreción y el tacto suficientes para no violentar disposiciones legales en cuanto a protección de la persona y la imagen de un menor de edad en situación delicada, fue convertido en un acto más de propaganda política, con una amplia difusión de gráficas en las que se ve al pequeño como parte de la construcción de una narrativa “buena onda”, de historias familiares electoral y políticamente telenoveleras, una suerte de cosificación por un par de días: usar y devolver.
Los excesos de mercadotecnia política han tenido en semanas recientes episodios como el corte de cabello de la mencionada Mariana para solidarizarse con un niño con leucemia y donar la eventual venta capilar a pequeños con cáncer (aunque sabido es que el cabello teñido no suele ser aceptado por los compradores). Antes había aparecido con vestimenta de Cenicienta en un salón del palacio neoleonés de gobierno. Hace días apareció en plan de asueto, con su esposo: “Después de 3 años queriendo pescar el marlin lo logramos!!!! Último día de vacaciones y cerrando con todo”, escribió en redes.
Rodríguez está en abierta campaña de promoción personal y conyugal. Preside una organización cuyo nombre tiene clara dedicatoria personal: “Amar a Nuevo León”, desde la cual ejerce facultades que van más allá de las tradicionales del Sistema DIF, en una forma de cogobierno que le cede a ella las electoralmente redituables acciones asistenciales. En redes sociodigitales se promueve la idea de que Samuel puede ser candidato presidencial pero, sobre todo, que Mariana podría ser una abanderada “ciudadana”.
Cierto es que Nuevo León tuvo como gobernador a un simulador e ineficaz Jaime Rodríguez Calderón, autodenominado El Bronco, quien también engatusó electores con el uso intensivo y mendaz de las redes sociales, postulándose como “independiente”, cuando su matriz política sigue siendo el priísmo más tradicional.
Ahora, Mariana y Samuel forman parte del proyecto del partido Movimiento Ciudadano, junto con el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio (ellos, más el también abogado y ahora diputado federal Agustín Basave, hijo del político y académico del mismo nombre, quien fue presidente no afiliado del PRD, forman un grupo de jóvenes políticos regiomontanos que han apuntalado a MC en aquella región). La relevancia de este grupo ha ido opacando las aspiraciones del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.
Hoy ha de cumplir 100 años de edad Luis Echeverría Álvarez, quien fue presidente de México de 1970 a 1976. Silencioso y disciplinado miembro ascendente de la burocracia federal, fue secretario de Gobernación con Gustavo Díaz Ordaz y siempre se le ha considerado corresponsable de los hechos del 2 de octubre. En cuanto fue candidato presidencial, y a lo largo de su sexenio, se transformó en un demagogo de activismo desbordado, con retórica de izquierda institucional y mano dura y engaños en la realidad, como se vio el 10 de junio con Los Halcones, agrediendo a estudiantes, y durante la guerra sucia contra guerrilleros y líderes sociales.
Echeverría tiene un saldo histórico negativo: represor de la libertad de expresión (caso Excélsior), despilfarrador del dinero público, políticamente enloquecido en un torbellino que no logró cambiar nada importante, aspirante a líder de un movimiento del Tercer Mundo, finalmente relegado a sobrevivir físicamente. ¡Hasta mañana!
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