Se dio a conocer que debido a los reclamos y disturbios recientes en algunos países de Europa, los precios de la electricidad empezaron a bajar. Aunque no queda claro en cuánto y por cuánto tiempo. El incremento de las tarifas se debió a que la vía de producción por medio de la energía eólica no fue suficiente para la demanda por el recrudecimiento de la ola fría. Además, el abuso por parte de las empresas generadoras de la energía complicó la situación por no contar con otras formas para producir mayor volumen de electricidad.
La dependencia de otras naciones para tener acceso a esta fuente de energía nos demuestra que la soberanía energética no sólo tiene sentido: es una obligación de los gobiernos atender y resolver el problema. La especulación de unas cuantas empresas afectó a un gran número de habitantes, por tanto, ese tipo de acciones deben ser desechadas de todo tipo de programas de servicios energéticos.
Nuevamente, recurrimos al ejemplo de la República Popular China. El gobierno de ese país, se ha preocupado por el avance de los programas ambientalistas. Aunque reciba críticas infundadas, el mandatario Xi Jinping ha reiterado que para generar electricidad están acogiéndose a las mejores fuentes menos contaminantes. Recurrir a la neutralidad del carbono es una forma de demostrar a la población que la política de apoyo al saneamiento del ambiente, es una prioridad.
Además, Jinping hace hincapié en que las poblaciones que sean afectadas por las obras de construcción de instalaciones para abastecer a los habitantes del país. Con una población de mil 414 millones 350 mil personas y un territorio de 9 mil 600 kilómetros cuadrados por cubrir, el reto del gobierno chino es abastecer de electricidad por las vías que sean posibles.
En tanto, en Reino Unido el promedio de los precios aumentó 64 por ciento con relación al semestre anterior y 141 por ciento durante el mismo periodo de 2020. El efecto inmediato fue el incremento de la producción de dióxido de carbono. Cifras que durante las horas pico crecieron como nunca en la historia de esos países.
Los altibajos frecuentes de la temperatura someten a las naciones en el mundo a la voracidad de las empresas energéticas. Por esa razón, en México se ha insistido en el presente sexenio en la recuperación de la soberanía energética, porque se ve como un paso fundamental para lograr la estabilidad social, económica y política del país.
Los proyectos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) continúan. Éste es el caso de las penínsulas de Baja California y de Yucatán. Zonas donde durante las administraciones pasadas han padecido serias deficiencias en el servicio eléctrico. Ahora, la población de ambas regiones tendrán la oportunidad de beneficiarse con dichos proyectos. Recordemos que en todo el país se contaban alrededor de 6 millones de hogares sin energía eléctrica.
Este hecho es una muestra del plan de desarrollo desigual en los programas económicos de los gobiernos anteriores. Ahora no se repetirá la política de la exclusión.
En la sesión extraordinaria 48, presidida por Rocío Nahle García, secretaria de Energía (Sener), y por Manuel Bartlett Díaz, director general de la CFE, se presentaron proyectos posibles; de acuerdo a su proyección socioeconómica y de los “criterios de elegibilidad de Proyectos del Fideicomiso Maestro de Inversión”, cuyo objetivo es evaluar de manera conjunta, en un portafolio de inversión, la rentabilidad de los proyectos prioritarios para llevar energía eléctrica a las penínsulas de Baja California y de Yucatán, y con ello cumplir con el abastecimiento eléctrico en cada rincón del país, conforme al mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador”.
La “propuesta de criterios de elegibilidad de Proyectos del Fideicomiso Maestro de Inversión” presentada por los titulares de CFE-Sener es el instrumento teórico con el que se evaluará la “rentabilidad” de aquellos proyectos que permitan proveer de energía eléctrica a esas regiones peninsulares.
El beneficio a la población general, tanto a las familias como al comercio, formal o informal, así como todas las actividades necesarias, como la asistencia a la escuela, al trabajo, la continuidad de los tratamientos médicos y la búsqueda de los alimentos diarios, todas ellas fundamentales desde el punto de vista práctico y solidario. La rentabilidad debe explicarse.
Si únicamente se considera como “económica” la no rentabilidad será, de nuevo, un obstáculo para atender los rezagos en energía eléctrica de las regiones mencionadas y el perjuicio continuará.
Por otra parte, los tecnócratas neoliberales de gobiernos anteriores no consideraron la rentabilidad a la hora de firmar contratos con empresas gaseras estadunidenses. Éstos son ejemplo de un abuso supremo, ya que estamos sometidos a 25 años de consumo de gas proveniente de Estados Unidos.
Además el daño que implican los contratos de gas con empresas privadas de Estados Unidos establecidos en sexenios pasados, la irresponsabilidad nos está costando 60 mil millones de pesos anualmente.