Por segundo año consecutivo, la Arquidiócesis de México realizó su peregrinación anual a la Basílica de Guadalupe con “modificaciones” debido al covid-19, y ahora, en el contexto del alza del contagios originado por la variante ómicron.
Antes de la misa, los fieles rezaron el rosario dedicado a los “más afectados de la pandemia” y al “personal médico”, entre otros.
La actividad se efectuó con un reducido número de participantes en representación de las siete zonas territoriales de la demarcación religiosa, y no hubo la tradicional caminata desde la ex glorieta de Peralvillo al santuario mariano.
Al igual que en 2021, se transmitió vía redes. Esta romería es la que abre el ciclo de todas las peregrinaciones hacia la basílica (90 al año). Hasta antes de la pandemia, reunía a miles de feligreses. En 2019, el semanario Desde la Fe reportó una asistencia de 28 mil personas.
Este año, durante la transmisión se llamó a “ser fuertes ante las adversidades; las sombras y nubarrones que se ciñen sobre nuestras familias y sobre cada persona”. Asimismo, se destacó que, “ante la pandemia, el papa Francisco ha señalado que sólo podemos salir de esta situación juntos como humanidad entera, por eso en esta peregrinación al Tepeyac queremos renovar nuestra sinodalidad”.
El lema de la caminata religiosa fue “Sigamos a Jesús guiados por el Espíritu Santo, bajo el amparo de María de Guadalupe”.
“La peregrinación se realizó con una presencia simbólica de fieles, representantes de las siete vicarías episcopales de la Arquidiócesis de México, debido al repunte de casos por la variante ómicron en todo el mundo”.
El arzobispo de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes, acompañado por los cinco obispos auxiliares e integrantes del cabildo guadalupano y del cabildo catedralicio, recibió a los peregrinos en la entrada del Atrio de las Américas, con quienes “al frente de la procesión iba el Cristo del Atentado”.