Londres. El líder del Partido Laborista británico, Keir Starmer, reiteró ayer su pedido de dimisión al primer ministro británico, Boris Johnson, por su “incapacidad para liderar” y por “interés nacional”, ante el escándalo por la celebración de fiestas en la sede del gobierno, en pleno confinamiento por la pandemia. También desde la bancada del Partido Conservador de Johnson hubo un llamado a que se retire. “Necesitamos liderazgo. Lidere o hágase a un lado”, afirmó este sábado el diputado Tobias Ellwood.
Starmer señaló que la sanidad pública quedó desprestigiada porque “está demasiado ocupada en defender las infracciones” de Johnson, a quien calificó de “no apto para el cargo”. El laborista agregó: “Mientras la mayoría de la población británica obedecía las leyes oficiales, el gobierno y el primer ministro estaban de fiesta en Downing Street”.
Para el conservador Ellwood, el futuro de Johnson como primer ministro es “insostenible por su patrón de comportamiento. Su círculo podría hacer lo que quisiera en tanto que el resto teníamos que cumplir la normas de confinamiento”.
Según el diario The Daily Telegraph, dos celebraciones confluyeron en Downing Street el 16 de abril de 2021, en un momento en el que estaban prohibidas las reuniones en interiores entre no convivientes, tanto por el covid-19 y por que la citada fecha abril se decretó como duelo nacional por la muerte del príncipe Felipe, esposo durante 70 años de la reina Isabel II, jefa de Estado del país.
Por su parte, el periódico The Daily Mirror aseguró que el personal de la casa de gobierno tenía sus festejos semanales “los vinos del viernes” (“Wine-time fridays”, en inglés). Una “tradición” que se mantuvo pese al confinamiento.
El reporte agrega que el premier estaba al corriente de estos brindis. “Pensar que no lo sabía no tiene ningún sentido”, declaró una fuente.
El miércoles pasado, Johnson se disculpó ante el Parlamento por una de estas fiestas, pero dio a entender que fue iniciativa de los empleados. Las invitaciones y la instrucción de “traigan sus propias bebidas” a dichos festejos fueron enviadas desde el correo de su secretario personal Martin Reynolds.
Al menos cinco diputados tories anunciaron que pidieron una moción de censura interna contra el primer ministro. Para provocar su destitución, se requiere que 54 tories aprueben la moción. Varios legisladores conservadores señalaron haber recibido numerosos mensajes de electores descontentos.
Johnson lanzó ya una contraofensiva. Según medios británicos, el dirigente instó a sus partidarios a elogiar sus realizaciones, como el cumplimiento del Brexit, y pidió a algunos colaboradores que dejen sus cargos.
Según dos encuestas publicadas esta semana, los laboristas sacaron una ventaja de 10 puntos en las intenciones de voto.
Johnson está confinado actualmente, después de que un miembro de su familia se infectó de covid.
La líder adjunta de los laboristas, Angela Rayner, llamó a investigar las acusaciones de que el personal de Downing Street recibió órdenes de eliminar del historial de sus computadoras toda evidencia de las fiestas ilegales, y solicitó al secretario del gabinete, Simon Case, confirmar que ninguna información relacionada con el llamado Partygate, incluidos mensajes electrónicos, sea borrado, informó el The Independent.
El rotativo publicó en diciembre pasado un reporte en el que citó a dos fuentes que aseguraron que un miembro de alto rango de Downing Street les indicó que “limpiaran” de sus teléfonos toda referencia hacia “cualquier cosa que pudiera parecer una fiesta”.
Rayner apuntó que “además de la ilegalidad de borrar un mensaje, yace el tema de la justicia y el liderazgo. Funcionarios de alto rango, con poder sobre sus subordinados pueden haberlos intimidado para salvar su pellejo. Es muy preocupante que el personal haya sido presionado”. Fuentes de The Independent aseguraron que existe un plan dentro de la casa de gobierno para salvar el mandato de Johnson, conocido como Operation save Big Dog (Operación Salven al Gran Perro) que incluye el despido de algunos empleados de Downing Street.
Un vocero gubernamental aseguró que “nadie” en la casa de gobierno conocía ese presunto plan.