El incremento de contagios de covid-19 en el país en las primeras semanas de enero, sumado a otras enfermedades respiratorias, ha provocado un desabasto intermitente de medicamentos, situación que también se acentuó por la disrupción en las cadenas globales de suministro del sector farmacéutico.
De acuerdo con la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias (Unefarm) el abasto de medicamentos está garantizado en las siguientes dos semanas, pero la situación está condicionada al comportamiento de la contingencia sanitaria e incluso este fin de semana puede ser determinante.
Datos de esa organización indican que en los primeros días de este mes se incrementó 30 por ciento la demanda de medicamentos e insumos para atender a pacientes con síntomas de SARS-CoV-2.
Juvenal Becerra Orozco, presidente de la Unefarm, señaló que se ha observado una mayor demanda en fármacos como ceftriaxona, dimegan D, paracetamol, celestamine y azitromicin.
La Unefarm resaltó que en lo que va de este año se incrementó hasta 50 por ciento, respecto del cierre del año pasado, las solicitudes de servicios médicos y de aplicación de pruebas para detección de covid en establecimientos farmacéuticos que cuentan con el servicio.
Rafael Gual, director general de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma), comentó en entrevista con La Jornada que se trata de un desabasto no generalizado, sino coyuntural por la pandemia y la cual también se ha acentuado en el mercado privado, ante la falta de medicinas en el sector público.
El directivo insistió que debido a que no hay un abasto suficiente de fármacos en los hospitales y clínicas públicas, la gente que tiene posibilidades migra al mercado privado para conseguirlos y por eso hay una falta de medicamentos en algunas farmacias.
La planeación es clave
Subrayó que al ser desabastos puntuales, no existe un estimado de tiempo para reabastecer los establecimientos, por lo que la opción es buscar en otras farmacias.
Destacó que parte del problema también se originó por la disrupción en las cadenas de suministro, situación generada por la contingencia sanitaria y que no es particular de México, sino de todo el mundo.
Apuntó que la industria farmacéutica tarda entre tres y cuatro meses en fabricar un producto, pero ahora puede tardar un poco más por la crisis de logística, por ello, insistió en que es importante la planeación, sobre todo por parte del sector público en sus requerimientos de medicinas, pues ninguna farmacéutica en el mundo, por la caducidad de las sustancias, tienen inventarios listos para surtir.
La Unefarm también indicó que el año pasado se observó una caída en las ventas de medicamentos para enfermedades respiratorias.
Apuntó que el comportamiento de los contagios de covid-19 será un factor clave en el desabasto intermitente de fármacos en los establecimientos.
Subrayó que el abasto no sólo depende de la demanda interna, sino también del exterior, tanto por el lado de un incremento en otros países, como por el surtido de sustancias con las que se elaboran los fármacos, pues muchas de ellas provienen de India y China.
Tanto Canifarma como Unefarm señalaron que toda la cadena de valor del sector farmacéutico trabaja para normalizar la situación. Gual comentó que las farmacias al ser el eslabón que tienen el contacto con el consumidor, reportan los faltantes a los distribuidores, los cuales a su vez comunican las necesidades a las farmacéuticas para ajustar la demanda.
Becerra Orozco comentó que el sector que representa está en coordinación permanente con Canifarma, Funsalud, laboratorios y distribuidores con la finalidad de dar seguimiento a las necesidades de salud que tiene la población en el entorno de pandemia.