Londres. El premier británico, Boris Johnson, parecía no haber convencido ayer a propios y ajenos con su muy mesurada disculpa por haber permitido y participado en una fiesta durante el confinamiento, nuevo capítulo en una serie de escándalos que atizó los llamados a su dimisión. Mientras resuenan en las filas conservadoras de Westminster los llamados a lanzar una moción de censura interna contra el controvertido gobernante, el líder del partido de Johnson en Escocia, Douglas Ross, se sumó a al menos cuatro diputados de la bancada derechista para pedir directamente que dimita. La mayoría de los miembros del gobierno respaldó a Johnson tras haber reconocido ante el Parlamento su “responsabilidad” por los “errores” en la celebración de la fiesta en los jardines de Downing Street en mayo de 2020, en el primer confinamiento. Sin embargo, el apoyo de algunos, como el poderoso ministro de Finanzas, Rishi Sunak, cuyo nombre suena desde hace meses para remplazarlo en las riendas del partido y por consiguiente del gobierno, fue menos que tibio. Uniéndose a los llamados de los tres principales partidos de la oposición para que Johnson renuncie, algunos conservadores pidieron que su propia formación actúe para echarlo.
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Boris Johnson enfrenta en su partido ira creciente
viernes 14 de enero de 2022 , p. 23