A partir de 2022, las becas para cursar una maestría o doctorado en instituciones públicas de educación superior podrán tramitarse de forma directa, sin intermediarios, por los alumnos aceptados en los programas de posgrado, informó Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Al considerar el lanzamiento de un nuevo proceso de postulaciónde becas nacionales de posgrado como una “decisión histórica” que permitirá que “nadie quede atrás, que nadie se quede fuera”, detalló que se aplicarán nuevos criterios como incluir la formación de investigadores en campos de humanidades y artes, los cuales, dijo, “antes eran marginados y quedaron rezagados”; se aplicará la equidad regional en el acceso a los apoyos; y se garantizará el combate a todo tipo de discriminación por raza, género o condición social.
En videoconferencia en la que participaron representantes y rectores de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), Autónoma Metropolitana (UAM), Veracruzana (UV); Autónoma de Nuevo León (UANL), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y del Tecnológico Nacional de México; entre otras, agregó que la transformación del proceso de asignación de becas repercutirá de forma positiva en todos los alumnos de posgrado.
Los jóvenes que quieran desarrollar carreras científicas como investigadores y humanistas, “podrán encontrar en las instituciones de educación superior públicas el terreno más propicio para lograrlo, es decir, que los jóvenes mexicanos con vocación científica, humanística, artística cuenten con el respaldo solidario del Estado y con la seguridad de que van a recibir una beca, y que es un derecho que puedan acceder a esta formación de maestría y doctorado”.
Álvarez-Buylla indicó que tras tres años de análisis y diagnóstico se detectó que el Programa Nacional de Posgrado de Calidad “desvirtuó el carácter académico, científico de los posgrados, convirtiéndose más bien en un instrumento privatizador que favoreció la transferencia de recursos públicos millonarios a entidades privadas de la educación superior, que multiplicaron su oferta (de posgrados) con criterios profesionalizantes y de rentabilidad de mercado, con la finalidad de cubrir necesidades del sector privado”.
Indicó que las políticas privatizadoras de la educación se recrudecieron con la mal llamada reforma educativa, pues de una forma “sutil, pero desastrosa se fue desmantelando y quedando en el abandono posgrados rigurosos y con una alta calidad científica impartidos en las instituciones públicas, y que hoy nos hacen mucha falta como en el campo de las físico-matemáticas, las ciencias de la salud y las especialidades médicas, las humanidades y las artes”.