Cerca de 300 mil millones de pesos en utilidades netas (más los jugosos pagarés Fobaproa, la voluminosa cuan permanente devolución de impuestos, la abierta violación de la legislación bancaria nacional, los no pocos negocios paralelos y la impunidad garantizada por el gobierno en turno) no resultaron suficientes ni convincentes para los dueños de Banamex, quienes han puesto a la venta esa institución, fundada en 1884, pero en manos de la trasnacional estadunidense Citigroup desde 2001.
Los hasta ahora dueños de Banamex ya preparan su venta “al mejor postor” por medio del mercado mexicano de valores, con la intención de evadir al fisco (como lo hicieron en 2001, con la complacencia de Vicente Fox y su secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, los especuladores bursátiles nacionales que se quedaron con la institución gracias a la reprivatización salinista de la banca en 1991-1992), de tal suerte que la autoridad del Servicio de Administración Tributaria (SAT) debe estar a las vivas con este tipo de maniobras, mismas que, a lo largo de los años, han sangrado al erario.
De acuerdo con el comunicado divulgado por Citigroup, la decisión de vender Banamex “forma parte de una nueva visión estratégica global y no guarda relación con las perspectivas económicas de México”, de tal suerte que pone a disposición de los interesados todo lo relacionado con esa institución financiera: “marca, banco, sucursales, cajeros, Afore” y demás, sin dejar a un lado el espléndido cuan voluminoso acervo cultural acumulado a lo largo de casi 140 años de existencia.
Entonces, la trasnacional se va, pero no se va, puesto que sus directivos han anunciado que “operará con una nueva licencia bancaria en México que se concentrará en atender a grandes corporativos y a gestionar la inversión de clientes con grandes fortunas” ( La Jornada, Julio Gutiérrez), es decir, para Citigroup el segmento “pobre” de su clientela mexicana –a la que le brinda un pésimo servicio y le cobra hasta por respirar– no le deja suficiente ganancia, por mucho que represente “seis de cada 10 pesos de sus ingresos en el país” (ídem).
En tiempos de la banca privada mexicana –previa a la expropiación lopezportillista de 1982– Banamex y Bancomer permanentemente se peleaban el primer lugar en el mercado nacional, pero a partir de la extranjerización (Zedillo-Fox) del sistema financiero del país la trasnacional española BBVA desbancó al otrora Banco Nacional de México hasta llevarlo a una lejana cuarta posición en el mercado. Con todo, la institución que ahora ponen a la venta es una de las que registran mayores utilidades netas.
Desde su venta a Citigroup, Banamex acumula cerca de 300 mil millones de pesos en utilidades netas. De este total alrededor de 62 mil millones corresponden a los tres años de gobierno del presidente López Obrador. El resto, en los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto. Por cierto, Citigroup, con un historial por demás sucio, fue el primer banco extranjero en establecerse en México. Eso fue en 1929. Setenta y dos años después, compró Banamex a la caterva de especuladores que lo recibieron de Carlos Salinas, en una operación que –libre de impuestos– Fox calificó como “la venta del siglo”. Y en las dos década siguientes la trasnacional estadunidense se dedicó a exprimir a su clientela “pobre” que ahora tanto disgusto le provoca.
Para obtener una nueva licencia bancaria –una vez abandonado Banamex, previo multimillonario ingreso por su venta–, Citigroup deberá pasar por las instancias legales nacionales, aunque es notorio que tiene adelantado el numerito. Dice la Secretaría de Hacienda que la trasnacional estadunidense “avisó oportunamente de su salida a las autoridades de México”, mismas que “por razones de confidencialidad y para no causar especulación en el mercado previo al anuncio no lo hicieron público. La presidenta del grupo, Jane Fraser, vino a nuestro país para explicar esta decisión”.
De cualquier forma, los tiradores por Banamex serán los de siempre, con lo que el de por sí concentrado sistema bancario dará otro paso adelante.
Las rebanadas del pastel
Dice Citigroup que la venta de Banamex “no implica riesgos” para su clientela, pero, dada la aterradora experiencia de los usuarios del sistema bancario que opera en el país, nada mal estaría que los cuentahabientes de esa institución tomen sus precauciones y mientras más rápido, mejor. Recuerden que la burra no era arisca…