Ciudad de México. En más de la mitad de las economías de América Latina y el Caribe no se lograrán revertir las pérdidas provocadas por la pandemia de Covid-19 al menos este año, incluso hay países que no se recuperarán sino hasta 2025, aseguró Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
“La pandemia ha infligido un daño duradero al crecimiento de las economías en gran parte de la región, lo cual se agrava con los problemas estructurales que se tenían antes de la crisis: baja inversión, baja productividad y de informalidad, desocupación y escasa cobertura de los sistemas de protección social”, amplió en conferencia de prensa.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé que este año el producto interno bruto (PIB) de la región crezca 2.1 por ciento, luego de haber registrado una tasa de 6.2 por ciento en 2021. Este último dato llevó a “tener un optimismo desmedido, un poco de euforia porque el crecimiento fue alto, pero lo interesante es ver si este crecimiento se puede sostener”, acotó Bárcena.
Y es que América Latina avanzará en 2022 a un tercio de lo que registró el año pasado y, como resultado, será la región con la mayor reducción en el ritmo de crecimiento tras la pandemia. Esta desaceleración es reflejo de la que viven sus principales socios comerciales; Estados Unidos pasará de una expansión de seis por ciento en 2021 a un 3.9 este año y China de 8 a 5.7 por ciento, de acuerdo con los estimados de la Cepal.
Un menor crecimiento alarga el plazo en que las economías de la región lograrán revertir lo que la Cepal ya advertía como una "década pérdida", derivada de la pandemia. Si bien el año pasado 11 países lograron recuperar el nivel de producción previo a la crisis, se estima que otras 3 lo hagan este año y aún quedarán pendientes 19.
En el “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2021” presentado por Bárcena se recalca que la inversión y productividad son un problema estructural que condicionan la posibilidad de sostener una recuperación más allá del repunte del PIB en 2021.
En este contexto, la comisión de Naciones Unidas mantuvo sin cambios los pronósticos de crecimiento para México. Una expansión de 5.8 por ciento el año pasado, seguida por una de 2.9 por ciento en 2022.
El documento subraya que hasta ahora el saldo de la pandemia es “incertidumbre y profundas asimetrías entre países desarrollados y en vías de desarrollo”. Se observa que las economías avanzadas serían las únicas que retomarán la trayectoria de crecimiento prevista antes de la pandemia en 2022, mientras a las emergentes les tomará hasta 2025 .
Tras la contracción de 2020 y la parcial recuperación del año pasado, “la región enfrenta un contexto externo menos favorable y fuerte desaceleración de crecimiento, menor espacio fiscal, presiones inflacionarias y volatilidad cambiaria”, además de “baja inversión y productividad, lenta recuperación del empleo y persistencia de los efectos sociales provocados por la crisis”, abundó la Cepal.
Sumado a las divergencias económicas, las disparidades no ceden a la emergencia. La Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón concentran el 39 por ciento de los compromisos de compra de vacunas contra Covid-19, con solo el 12.9 por ciento de la población mundial. Mientras en América Latina en promedio el 60 por ciento de la población ha sido vacunada, pero en Haití apenas 0.66 por ciento.
El empleo también es una crisis que persiste en la región. A la fecha 30 por ciento de los espacios de trabajo perdidos con los primeros cierres de 2020 no se han recuperado y se han agudizado en el caso de las mujeres, quienes resintieron la mayor carga de cuidados y trabajo doméstico derivada de la contingencia sanitaria.
Sobre la presiones inflacionarias, la Cepal estima que estas persistan en 2022, lideradas por precios de alimentos y energía; lo que acarrea también el riesgo de mayores tasas de interés en la medida que se normaliza la política monetaria en los países desarrollados y las autoridades nacionales toman medidas para responder al encarecimiento de bienes y servicios.
En este contexto, Bárcena subrayó que se deben evitar medidas prematuras de consolidación fiscal que castiguen la inversión o las políticas sociales. Deben coordinarse políticas fiscales y monetarias "que prioricen el crecimiento y la estabilidad real por encima de la nominal", enfatizó.