El presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que, en su administración, “somos radicales: la palabra ‘radical’ viene de ‘raíz’ y nosotros queremos arrancar de raíz el régimen corrupto de injusticias y de privilegios, ¡claro que somos radicales!”.
En referencia a la postura del senador Ricardo Monreal Ávila –reflejada en distintos medios, donde alerta del riesgo para el país si se privilegia el extremo en Morena–, el tabasqueño se dijo sorprendido, extrañado y anonadado, “porque nos quieren contrapuntear; (Monreal) tiene todo el derecho de expresarse y manifestarse, y yo tengo el derecho de no contestar. Cada quien asume su responsabilidad”.
Dijo que no contempla reunirse con el líder de Morena en el Senado, porque los temas legislativos ya están planteados y “debemos ser independientes de verdad”.
–¿No hay radicales en su gobierno, como dice el senador? –se le preguntó.
–No, no, no. Pero, además, acabo de decir un discurso. A lo mejor acceden (en los medios) y me publican el párrafo para darle una respuesta profunda.
–Entonces, ¿no hay radicales ni radicalismo en su gobierno, Presidente? –se le insistió.
–Somos radicales nosotros, por la palabra “radical”, viene de “raíz”, y nosotros queremos arrancar de raíz el régimen corrupto de injusticias y de privilegios, claro que somos radicales.
Así, López Obrador solicitó a su vocero, Jesús Ramírez, se proyectara en la pantalla que le auxilia en su conferencia el texto de su discurso del 1º de diciembre en el Zócalo. Y dio lectura a lo que consideró respondería a la postura de Ricardo Monreal: “Nada se logra con las medias tintas, con el centrismo, la moderación. Los publicistas del periodo neoliberal, además de la risa fingida, el peinado engominado y la falsedad de la imagen, siempre recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos. Pues no, eso es un error, el noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear, no dar bandazos”.
Y con esos argumentos reiteró: “ahora fuera máscaras, ya no hay para dónde hacerse. Como decía Juan Álvarez: ‘esta ancheta está muy angosta, no hay ni para dónde hacerse’. Aquí es de definiciones. Esta es la Cuarta Transformación en la historia de México. Esta transformación pacífica, sin violencia, es igual de profunda que como lo fue la Independencia o la Reforma o la Revolución. Entonces, no llegamos aquí para simular, no es más de lo mismo”.
–¿Considera un error que se haya adelantado esta sucesión presidencial, hablando, por ejemplo, de las corcholatas? –se le preguntó de nuevo.
–No, no, porque no adelantarla es el porfiriato, así era antes, los tapados, las decisiones de élite.
–¿Se va a reunir con él o, como usted dice, lo va a dejar pasar, si se sostiene como coordinador?
–No, no, no meto en eso yo, no me meto en eso, no me meto, aquí cada quien asume su responsabilidad.
–¿No se reunirá con él para la agenda legislativa?
–No, no, no hay ahorita tema. Son tres reformas, una ya está ahí, que es la eléctrica; otra es la electoral, que va a entrar en su momento; y la otra es la de la Guardia Nacional. Pero no hay nada y además debemos de ser independientes de verdad, ya no es también el tiempo de antes.