La industria del café requiere de un replanteamiento estratégico en cuanto a la integración de los sectores de la cadena productiva y los apoyos de parte del Estado, señala el anteproyecto de la Ley de Fomento a la Cafeticultura presentado por la senadora Susana Harp, de Morena. En el país hay alrededor de 500 mil productores, indígenas 85 por ciento de ellos, que cosechan el aromático.
La producción ha caído, ya que en 2019 se produjeron alrededor de 900 mil toneladas de café cereza, el equivalente a dos terceras partes de lo producido en 2012 y 2013, “lo cual expresa la falta de consistencia de las políticas públicas hacia un sector que requiere de acompañamiento para su recuperación, fomento e impulso”, señala el documento.
Entre las propuestas del anteproyecto están promover un mayor consumo nacional del aromático, fortalecer las asociaciones de los productores, mayor certidumbre en las ventas, ya que los grandes comercializadores no han mostrado voluntad para revisar y establecer acuerdo con los productores. Así como el establecimiento del Instituto Nacional del Café y una restructuración a fondo de las políticas públicas en el sector.
También propone elaborar un padrón actualizado de los productores, que el fomento de la producción contribuya al aumento de productividad y una mejor calidad, reconocimiento de los beneficios ambientales que proporcionan los cultivos de café con sombra, ya que se estima que alrededor de 90 por ciento de los cafetales se cultiva bajo la sombra de árboles.
Entre los argumentos para emitir la ley, el documento menciona que el consumo nacional de café en 2019 era de 900 gramos y el país ronda el quinto lugar mundial en superficie cultivada y ocupa el onceavo en producción.
En 2020, bajo una perspectiva distinta, se destinaron 816.1 millones de pesos en apoyos directos para productores de café, por medio del Programa Producción para el Bienestar, cuyos recursos beneficiaron a 163 mil 226 personas dedicadas a esta actividad. Asimismo, a través del Programa de Rescate del Sector Cafetalero se aplicó un subsidio de 5 mil pesos anuales por productor.
Sin embargo, esto “se encuentra lejos de alentar la producción, pues con esos recursos difícilmente se pueden resolver los problemas de productividad, asistencia técnica, atención de plagas o adquisición de semilla de calidad”.