La gran revolución científica y tecnológica en el siglo XXI es biotecnológica. Gracias a sus avances se identificó el coronavirus, se descubrió su genética, se desarrollaron pruebas para identificarlo y se frenó la muerte masiva con la aplicación de vacunas. Todo esto se logró en menos de dos años, cosa que en el pasado tardaba siglos.
La biotecnología como ahora la conocemos tiene apenas 50 años. Comenzó con la manipulación genética en 1972, a través de ADN recombinante con Paul Berg, luego se creó la insulina artificial, más adelante el ADN manipulado para llegar a técnicas como el CRISP-Cas9, con la manipulación del ARN mensajero. Suena a ciencia ficción o a términos poco claros para los no especialistas, pero gracias a estos avances no sólo cambia la medicina, también se transforma el código de la vida.
Los costos de este desarrollo son multimillonarios. Se calcula que la investigación biotecnológica para crear un nuevo fármaco cuesta 2 mil 100 millones de dólares. Pero en este proceso participan investigadores, universidades, gobiernos y empresas. Hay gambusinos o buscadores de oro tecnológico que se vuelven multimillonarios al asociarse con algún laboratorio universitario de Harvard, MIT, Berkeley o con investigadores chinos.
Quien controla las patentes de un descubrimiento tiene el poder económico, político y de transformar al mundo y esta lucha ahora se desarrolla principalmente entre Estados Unidos y China, aunque de este último país se difunde poco el avance logrado.
Actualmente el sector salud es el segundo más importante en valor de mercado en las bolsas de Estados Unidos. La industria farmacéutica representa 40 por ciento del total, los equipos médicos 25 por ciento, los servicios médicos 15 por ciento y la biotecnología 15 por ciento. A finales del siglo pasado este último rubro no era relevante, pero año con año crece.
También hay que señalar que como producto de la pandemia y de los avances tecnológicos, las seis farmacéuticas más grandes del mundo aumentaron su valor 350 mil millones de dólares, recursos que equivalen al gasto público total de México durante este año, según lo reportó Braulio Carbajal hace unos días en La Jornada.
El mundo cambia con gran rapidez gracias a la ciencia y la tecnología y por el momento vivimos tiempos nunca vistos a lo largo de la historia para resolver enfermedades que parecían incurables.