El boxeador ruso de 26 años Arest Saakyan murió el viernes tras diez días en coma como consecuencia de una pelea en Tolyatti, Rusia. El competidor sufrió un nocaut muy violento cuando enfrentaba a Igor Semernin y como consecuencia tuvo un edema cerebral que le provocó un coma de tercer grado.
Saakyan se encontraba contra las cuerdas sin amago alguna de defensa ni ataque, mientras el oponente lo golpeó ante la mirada del réferi. De pronto parece intentar salir por el costado, pero se desploma, cae de frente al público y logra voltearse en la lona cubriéndose la cabeza con los guantes.
Hace un par de años ganó un título regional del Consejo Mundial de Boxeo que nunca defendió, aclaró el presidente del organismo Mauri-cio Sulaimán.
Aunque este combate no tuvo ninguna relación con el CMB, Sulaimán comentó que recibió información sobre lo ocurrido, algo que suelen hacer por protocolo, para investigar posibles causas de los accidentes sobre el cuadrilátero.
“Hubo una mala actuación del réferi”, señala en primera instancia la autoridad boxística; “no inter-vino a tiempo, pues el peleador ya había recibido mucho castigo. El tema de los árbitros y su intervención oportuna aún es un tema en el que hace falta trabajar mucho. Es lamentable que en funciones de bajo perfil y, a veces sin control de organismos competentes, se den descuidos que terminan en casos como este”.
En 2019, otro boxeador ruso, Maxim Dadashev, murió a los 28 años después de un combate y una cirugía para salvarle la vida por una lesión cerebral.
Cuando pasan este tipo de tragedias, el CMB recaba información, aun si no tuvo relación con la función, para determinar las razones del deceso y tomar medidas.
