Una de las instituciones culturales más importantes del país es la Fonoteca Nacional. Sus antecedentes se remontan más de seis décadas, con las primeras iniciativas de rescate de archivos visuales y fotográficos, como la Filmoteca de la UNAM (1960), la Cineteca Nacional (1974) y la Fototeca Nacional (1976). No obstante, la preservación del material sonoro quedaba pendiente. En 1980 la Unesco emitió una recomendación para salvaguardarlo. Fue hasta el Programa de Cultura del gobierno de Vicente Fox que se anunció su creación. Finalmente, en 2004, la hermosa Casa Alvarado, en Coyoacán, donde vivió el poeta Octavio Paz los últimos dos años de su vida, se convirtió en su sede y en 2008 abrió sus puertas al público.
Hoy la Fonoteca cuenta con casi 600 mil registros sonoros en diversos formatos: cintas magnéticas de carrete abierto, casetes DAT, discos de 33, 45 y 78 rpm y cedés; además cilindros de cera, hilo magnético y rollos de pianola, minidiscos y archivos digitales. Sus colecciones incluyen documentos que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo. Esta riqueza hizo necesaria la conformación de un grupo de especialistas comprometidos con el rescate, restauración y preservación de la memoria sonora de México. Además de estas ingentes tareas, la Fonoteca se ocupa de actividades académicas, conferencias, exposiciones, conciertos, sesiones de escucha y visitas guiadas.
Muchos de sus acervos cuentan con reconocimiento mundial. Entre los proyectos que forman parte del Programa Memoria del Mundo de la Unesco destacan las grabaciones originales de Thomas Stanford, las de campo de Henrietta Yurchenco y Raúl Hellmer, y los documentos sonoros y musicales de Baruj Beno Lieberman, Enrique Ramírez de Arellano y Eduardo Llerenas. Se trata de uno de los patrimonios más importantes de los pueblos originarios de México. De igual relevancia es el acervo sonoro cinematográfico de nuestro país que se encuentra también allí.
Igual están los archivos sonoros del Inbal, Radio UNAM, Radio Educación, Canal 22 y la XEW. Las colecciones donadas por personalidades de la vida cultural, como Carlos Monsiváis, Ricardo Montejano, Armando Pous, Carlos Pellicer, Álvaro Gálvez y Fuentes. De exponentes de distintos géneros musicales, como Óscar Chávez, Eugenia León y Eugenio Toussaint. Lo mismo los de los grandes compositores e intérpretes de la música clásica y popular, como Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Eduardo Mata, Mario Lavista y Álvaro Carrillo, entre muchos otros. Más las voces de intelectuales y políticos fundamentales en la historia de México.
Lamentablemente, el salvaje recorte presupuestal que sufre el sector cultural del país desde 2020 afecta también a la Fonoteca. En 2021 se intentó despedir a 93 profesionales de distintas áreas, 72 por ciento del total. El Colectivo Fonoteca 3000 reaccionó con celeridad para evitar el atropello y de inmediato recibió unánimes expresiones de simpatía. Finalmente fueron recontratados aunque en las lamentables condiciones que tanto condena el Presidente de México: a plazos, sin derechos ni prestaciones, sin seguridad social en el año más álgido de la pandemia. Para colmo, los contratos se hicieron de manera escalonada, entre marzo y noviembre, y los honorarios se redujeron en 50 por ciento.
El titular de la Fonoteca rehuyó entonces el diálogo como lo rehúye ahora, a pesar de que ha sido convocado por el Colectivo Fonoteca 3000 hasta en cuatro ocasiones, para que informe lo que es su deber: cuándo comenzarán las contrataciones para 2022 y cuál es el futuro de la institución. El mismo desdén recibe de la Secretaría de Cultura. Tampoco la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados ha considerado relevante pronunciarse ante este atentado contra el patrimonio sonoro de México.
Es urgente y necesaria nuestra solidaridad con quienes hacen posible conservar dicho tesoro; la de los coleccionistas que donaron sus acervos, la de toda la comunidad cultural. Esa solidaridad que recibirían sin duda de figuras como Carlos Monsiváis y Sergio Pitol, quienes apoyaron el cambio encabezado por Andrés Manuel López Obrador. En su discurso en el Zócalo el 1º de julio de 2018, día de su victoria electoral, refrendó su compromiso con la cultura.
La defensa de la Fonoteca es la defensa de sus auténticos custodios.