Robayo. Víctor Escobar fue uno de los primeros latinoamericanos en fallecer por eutanasia sin ser enfermo terminal y quiso “abrir una puerta” para que otros accedan a la muerte asistida amparados en una decisión de la justicia de Colombia.
Horas antes de su deceso, el hombre de 60 años celebró que “ganó una batalla legal” de más de dos años para descansar de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que le impedía respirar por sus propios medios. La diabetes y las secuelas de un accidente cardiovascular agravaron la condición de Escobar y lo obligaron a postrarse en una silla de ruedas.
“Quiero que mi historia se conozca porque abre un hilo para que pacientes como yo, que somos pacientes degenerativos, tengan una puerta abierta a que puedan solicitar su descanso.”
Falleció en la ciudad de Cali, bajo asistencia médica, confirmó su abogado en Twitter. En las últimas imágenes se le vio risueño junto a su familia. “Se les estaba obligando a vivir en condiciones que no son dignas contra su voluntad”, explicó Mónica Giraldo, directora de la Fundación Derecho a Morir Dignamente, quien agregó que otros tres pacientes no terminales ya accedieron a la eutanasia a raíz del fallo, pero sólo Escobar quiso hacer público su caso.
Según cifras oficiales, al menos 157 personas han recibido la muerte asistida en Colombia hasta octubre de 2021, tras la despenalización en 1997.
En Europa, sólo Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y España legalizaron la eutanasia.
A la fecha, Derecho a Morir Dignamente acompaña cinco casos que buscan la eutanasia en Bogotá.