Kabul. Una delegación de los talibanes dirigida por el canciller afgano, Amir Khan Muttaqi, fue recibida ayer en Irán para tratar temas relacionados con las crisis económica y migratoria de Afganistán, en un contacto diplomático inédito desde la llegada del grupo islamista al poder.
Irán, al igual que el conjunto de la comunidad internacional, no ha reconocido al Emirato Islámico proclamado en agosto por los talibanes, tras el retiro de las tropas estadunidenses de Afganistán.
La misión a Teherán “se propone abordar asuntos políticos, económicos, de tránsito y migratorios”, tuiteó el portavoz de la cancillería afgana, Abdul Qahar Balkhi.
La comitiva, al mando del ministro de Relaciones Exteriores, Amir Khan Muttaqi, ya mantuvo una reunión con dirigentes iraníes, señaló el portavoz.
La República Islámica de Irán, de confesión musulmana chiíta, no reconoció tampoco al gobierno Talibán, de la rama sunita del islam, que estuvo en el poder desde 1996 hasta 2001. Irán ha dado señales de acercamiento con los yihadistas, pero sin llegar a reconocer al nuevo Estado afgano. Los dos países tienen una frontera común.
El portavoz de la diplomacia iraní, Said Khatibzadeh, exhortó a los talibanes a poner empeño para granjearse la confianza de la comunidad internacional.
Millones de afganos viven en Irán, que teme una nueva ola migratoria debido a la grave crisis económica y humanitaria que atraviesa su vecino.
Por colapsar, sistema de salud del Talibán
El Comité Internacional de Rescate (CIR) alertó que el sistema sanitario de Afganistán está a punto de colapsar por falta de fondos.
El CIR indicó que 90 por ciento de los centros médicos del país podrían cerrar sus puertas en los próximos meses teniendo en cuenta que el gobierno anterior destinaba 75 por ciento de los fondos de ayuda recibidos al cuidado sanitario de los que dependían 30 millones de personas. Ahora, estos fondos son casi inexistentes y las sanciones de Estados Unidos contra el régimen Talibán han paralizado los activos nacionales en el extranjero.
“La crisis privará a millones de personas de una atención médica esencial, amenazará la respuesta contra el coronavirus y podría provocar el estallido de nuevos brotes de enfermedades”, así como olas de malnutrición.
De continuar esta falta de ayuda, 97 por ciento de la población del país podría acabar por debajo de los niveles de pobreza en seis meses y 9 millones de personas estarán por sufrir hambruna.