El despacho eléctrico –dicen especialistas– es la selección óptima de centrales generadoras a operar y cargas a suministrar, bajo restricciones operativas y de transmisión. Sí, la mejor bajo uno o varios criterios.
¿Ejemplo? El de Mínimo Costo de Largo Plazo (MCLP) del prestigiado Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE), que durante más de 50 años permitió tres acciones esenciales: 1) diseño adecuado de la expansión del parque de generación y de las redes de transmisión y distribución; 2) diseño de tarifas de alta, media y baja tensiones, y su virtuosa proyección ante el supuesto de evolución progresiva del mínimo costo de suministro; 3) determinación transparente de subsidios a determinados usuarios. Esta tarea anual de la CFE se remonta al Departamento de Planeación desde 1952; a la Gerencia de Estudios que le siguió, y, desde 1991, a la Subdirección de Programación. Lo documenta con precisión quien fuera el prestigiado primer subdirector, José Luis Aburto Ávila ( CFE, La función de planificación en el sector eléctrico, México, enero 1989). Muchos años de trabajos técnicos anuales y de gran valía. Análisis de la demanda a largo plazo, en el documento del Desarrollo del mercado eléctrico, y determinación de su futura satisfacción en el documento del POISE.
Contó con el soporte de más de 200 colaboradores técnicos y de apoyo y el respaldo continuo de las áreas de generación, transmisión, distribución, comercialización, técnica, jurídica y de construcción. Bajo la coordinación afortunada de especialistas con profundo aprecio a su tarea. Algunos, desgraciadamente, ya ausentes: René Fierro, Florencio Aboytes, Daniel Reséndiz, Luis R. Escalante, Francisco Tapia, Gilberto Enríquez, Fernando Paz, Isaac Jiménez, Adolfo Miranda, Luis Felipe Bazúa. Muchos, por fortuna, todavía entre nosotros. Todos prestigiaron este singular ejercicio anual, orientado a garantizar una expansión racional, efectiva y confiable del servicio público de electricidad. Y a ampliar su cobertura.
Un POISE guiado por el criterio de mínimo costo de largo plazo. Sin demérito de la seguridad, la confiabilidad y la calidad, pero conducido por una determinación justa y virtuosa de tarifas, sustentadas en el análisis riguroso de costos fijos de construcción, financiamiento y operación y mantenimiento independientes del nivel de utilización; y variables por combustibles y operación y mantenimiento dependientes del nivel de utilización.
Para garantizar los ingresos de una operación confiable, segura y de calidad y una expansión eficiente. Asimismo, racionalidad y transparencia fiscales obligadas de los subsidios a los consumidores beneficiarios, de ordinario familias de bajos ingresos.
Sí, el despacho determina un flujo de electricidad acorde a ese criterio, que hoy –como se indica en el POISE 2014-2028– debe coordinarse con otros fundamentales: precio competitivo, acceso a toda la población, ahorro y uso eficiente, seguridad de suministro (con diversificación) y sostenibilidad ambiental (con abatimiento máximo de emisiones con uso de renovables y limpias). Sí, con la selección continua de usuarios a suministrar, centrales a operar y redes a utilizar, se determinan los diferentes componentes –fijos y variables– de costo: generación, transmisión, distribución, comercialización, despacho, planeación y respaldo.
Se trata de un ejercicio que debe ser plenamente transparente, dada la naturaleza pública del servicio. Y absolutamente auditable. De veras.