Miles de personas acudieron ayer al santuario de Gauchito Gil –un santo pagano con muchos seguidores en Argentina, especialmente en los barrios más pobres y que también se venera a los costados de las carreteras de todo el país–, que por primera vez desde el comienzo de la pandemia volvió a abrir sus puertas.
Mientras Argentina atraviesa la tercera ola de covid-19, con una marca histórica de 109 mil 608 casos positivos el pasado viernes, que sitúa al país a la cabeza de contagios en América Latina, ni el temor a la enfermedad ni las horas de espera frenaban a las multitudes que se acercaban a cumplir con uno de sus ritos favoritos de comienzos de año.
Gauchito Gil fue un ladrón degollado por la policía el 8 de enero de 1878. Los milagros atribuidos a él tras su muerte lo han convertido en un santo con miles de seguidores.
su fiesta del se suspendió el año pasado por cuestiones sanitarias, cuando el promedio de contagios de los primeros cinco días de 2021 a escala nacional era de 8 mil. Este año esa cifra casi se sextuplicaba en los días de la celebración.
En otros años la postal típica de los alrededores del santuario era un paisaje abarrotado de puestos de venta callejeros, pero eso no ocurrió esta vez. El panorama este sábado parecía uno arrasado por una bomba que destruyó con todo a su alrededor.
Hace 10 años que Evaristo Fernández asiste cada 8 de enero al santuario, que se encuentra 700 kilómetros al noreste de la ciudad de Buenos Aires. El sitio está a un costado de la ruta 123 del departamento argentino de Mercedes, en la provincia de Corrientes.
Fernández dice que este año tuvo miedo de venir, pero que lo hizo con fe y esperó cerca de cuatro horas para poder encontrarse con la figura del santo.
Ramón Gamboa, quien es de Mercedes, lleva unas seis horas haciendo la fila y cree que le resta al menos media hora más para ver la imagen. Dice que no le teme al coronavirus porque ya recibió las dos dosis de la vacuna Sputnik V.
“Hay peregrinos de otras localidades de Corrientes que viajan hasta 10 días a caballo para llegar al santuario”, explica Daiana Cabrera, de 31 años, hija de Augusto Cabrera, fundador de la agrupación Gauchos Peregrinos de Gil, que hace 39 años realizan una procesión a caballo entre la ciudad de Mercedes y el santuario para llevar la Cruz Peregrina, en lo que es considerado el acto principal de los festejos de este santo popular.
Ante el temor de más contagios, la misa principal al santo se celebrará por primera vez en un espacio más amplio: el anfiteatro. Sin embargo, no todos están felices con la celebración, que fue desaconsejada por la directora del hospital de Mercedes por temor a que la cifra de enfermos se disparara, según declaraciones realizadas a medios locales.
Ap