Melbourne. El número uno del tenis mundial, Novak Djokovic, pasó una de sus festividades religiosas más importantes en un hotel de retención en Australia, mientras trabajaba en la apelación contra ser deportado, lo que ha generado una furibunda reacción de Serbia. En Melbourne, seguidores se manifestaron.
En un mensaje en Internet, agradeció los apoyos que “en el mundo” ha recibido en las últimas horas. “Gracias a mi familia, a mis amigos, a Serbia, y a toda la gente buena del mundo que me envía su apoyo, puedo sentirlo y es enormemente apreciado. Gracias a Dios por la salud”, escribió en serbio e inglés.
En tanto la ministra australiana del Interior, Karen Andrews, negó que Djokovic estuviera retenido. “No está cautivo en Australia. Es libre de marcharse en cualquier momento que elija y la fuerza fronteriza se lo facilitará”, sostuvo.
#VideosLaJornada Abogados de @DjokerNole, retenido en un hotel al llegar a Melbourne, #Australia, por no contar con las vacunas contra #Covid19 para entrar al país, aseguraron que recibió exención médica para jugar el #AustralianOpen
— La Jornada (@lajornadaonline) January 8, 2022
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A 10 días del inicio del Abierto de Australia (17-30 de este mes), es una incógnita si podrá buscar su décima victoria en Melbourne, la cuarta consecutiva, y batir el récord de 21 Grand Slams que comparte con el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.
La visa de Djokovic, quien se ha mostrado escéptico hacia la vacunación anticovid y no quiere revelar si la ha recibido, fue cancelada el miércoles por no cumplir los requisitos para cruzar la frontera australiana. El tenista voló confiado en que su documentación estaba en orden, dado que el gobierno estatal de Victoria (donde está Melbourne, sede del Abierto de Australia), había aprobado su exención médica.
Recluido desde el jueves, el tenista consiguió retrasar la expulsión al menos hasta el lunes, cuando su caso sea examinado por un juez de Melbourne.
Ha recibido llamadas telefónicas desde su país, incluidas las de sus padres, su esposa y el presidente, con el fin de levantarle el ánimo. Un sacerdote de la Iglesia ortodoxa serbia de la Santísima Trinidad en Melbourne, solicitó un permiso a las autoridades migratorias para visitar al nueve veces campeón del Abierto de Australia, con el fin de celebrar la Navidad.
Desafiando la lluvia, medio centenar de personas, entre aficionados, manifestantes antivacunas y defensores de los derechos de migrantes, se congregaron afuera del centro de retención. “Hemos venido a apoyarlo porque es nuestra Navidad, y la está pasando mal”, dijo Sash Aleksic, delante de las instalaciones.
Sin embargo, no todos eran seguidores de Djokovic. “Los refugiados son bienvenidos, Djokovic no”, coreó un grupo, hasta que la policía intervino para separarlos de los simpatizantes.
El centro de retención, en el antiguo Hotel Park, alberga a 32 refugiados y solicitantes de asilo, atrapados en el estricto sistema de migración australiano. Se cree que el tenista se puede hallar entre ellos, pero las autoridades se han negado a precisar dónde está recluido.
Australia apenas permite la entrada de extranjeros a su territorio y los pocos con permiso deben presentar pruebas de vacunación completa o una exención médica.
Djokovic había obtenido una derogación de parte de los organizadores de la competencia, pero sus requisitos son distintos. Por ejemplo, una infección reciente por covid permite jugar el torneo, pero no garantiza el acceso al país.
El caso ha puesto en aprietos al gobierno del primer ministro Scott Morrison, cuestionado sobre la gestión de este incidente a pocos meses de las elecciones federales de mayo.
Bajo presión por la bomba de casos de covid y el colapso del protocolo sanitario, antes considerado eficaz, Morrison se defendió de haber revocado el visado de Djokovic a última hora.
Pero muchos australianos ven esta polémica como una distracción, mientras el balance de contagios supera 70 mil diarios, después de casi dos años sin apenas infecciones.
“Esto es realmente molesto desde el punto de vista de la sanidad. Necesitamos gobiernos que se concentren en la crisis sanitaria, no en cosas estúpidas, francamente”, sentenció Chris Moy, vicepresidente de la Asociación Médica Australiana, en indirecto apoyo al ingreso de Djokovic al país.
Las autoridades dijeron en un correo enviado a la Ap que había otros dos casos de personas involucradas con el abierto a las que se les negó el ingreso. “Una se fue voluntariamente de Australia y se canceló la visa de la tercera”.
Después se supo que quien se había ido era Renata Voracova, una jugadora checa de dobles, de 38 años. La embajada de su país en Canberra dijo que había “decidido irse lo antes posible de ese país y que no participará en el torneo de Melbourne”.
El padre de Novak, Srdjan, convocó un día más a los seguidores de su hijo a las protestas en Belgrado. “Está en prisión desde hace tres días. Es el mejor deportista del mundo. No ha contravenido ninguna ley local”, declaró a la prensa.
Algunos de los que habían criticado a Djokovic por no vacunarse, ahora lo apoyan. “Yo me vacuné por la salud de los demás y la de mi madre, pero la forma en que se está gestionando la situación de Novak es realmente mala”, afirmó en Twitter el tenista australiano Nick Kyrgios, que en el pasado se había mostrado crítico hacia el serbio.
El jugador, de 34 años, no ha hecho públicos los motivos de la exención y se ha negado sistemáticamente a revelar su estado de vacunación.
Los biológicos no son obligatorios en Australia, pero se exigen para varias actividades.