Los institutos nacionales de Bellas Artes y Literatura (Inbal) y de Antropología e Historia (INAH) solicitaron ayer la suspensión de las actividades de limpieza y consolidación de las fachadas del Palacio Postal o Edificio de Correos, uno de los inmuebles más emblemáticos de México, declarado Monumento Artístico en 1987.
Ello “como parte de la revisión del procedimiento”, el cual implica “realizar pruebas cromáticas, la revisión y validación de las mismas, así como su aplicación correcta para evitar un alto contraste con el color original de la cantera del monumento”, informó por la noche el Inbal.
Esa dependencia, al lado del INAH, es responsable de dar cumplimiento a las disposiciones de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y de su reglamento, cuyo artículo 42 señala que toda obra en zona o monumento “únicamente podrá realizarse previa autorización otorgada por el instituto correspondiente”.
En un comunicado, el Inbal aclaró que desde 2021 se inició un programa de atención para las afectaciones y daños en el Palacio Postal –construido en 1907 por Adamo Boari–, el cual incluyó un proceso de restauración de la fachada con la primera aplicación de una capa de protección y conservación del rodapié exterior contra agentes externos.
Detalló que autorizó “de manera general las intervenciones físicas menores para la limpieza de pintas y consolidación de las fachadas”, además de que la revisión y validación del proyecto también es competencia del INAH, dado que el edificio se ubica en zona de monumentos históricos.
Precisó que para la protección de la cantera de las fachadas “no se está aplicando pintura vinílica”, sino una técnica denominada “engobe de sacrificio”, la cual permite proteger la cantera de agentes externos y es elaborada “con diferentes materiales, como aglutinantes de origen natural, pigmentos naturales y pinturas a la cal, que no afectan la piedra y permite su restauración óptima para futuros acontecimientos, siendo esta la solución menos dañina y más viable”.
La polémica sobre esas obras en el Palacio Postal irrumpió el jueves en las redes sociales, donde usuarios criticaron que se estaba “destruyendo” uno de los principales inmuebles del país, al presuntamente usar pintura vinílica para recubrir la cantera de su fachada.
“El remedio puede resultar peor que la enfermedad”, sostuvo por su parte un especialista en restauración respecto de la composición del material utilizado en esos trabajos
Cuando La Jornada consultó al citado restaurador, quien pidió omitir su nombre, las autoridades aún no habían dado a conocer la referida información. No obstante, precisó que todo monumento artístico construido de cualquier tipo de piedra está hecho específicamente de ese material para lucir de determinada manera, además de que tiene un sentido estético de la época en la que se hizo y es producto de su creador o creadores.
“Alterarlo, entonces, tiene un impacto estético. En el caso del Palacio Postal, quizá se buscó protegerlo de los grafitis, pero eso puede resultar agresivo no sólo para la percepción estética, sino para la piedra misma de la fachada”, indicó.
“La piedra es un material, por decirlo de alguna manera, muy vivo, porque respira: se moja y deja escapar la humedad a través de los poros. Habría que ver qué tanto puede afectar si hay una humedad que se mantenga en la piedra, si no tiene la forma de sudarla.”
Según el restaurador, hay varios aspectos importantes que considerar al emprender ese tipo de intervenciones. Entre otros, “es esencial tener claros los criterios para tomar una decisión de esa naturaleza y si no existe el riesgo de que el remedio vaya a resultar peor que la enfermedad”.