Nueva York. El presidente estadunidense, Joe Biden, declaró que la democracia de su país corre peligro y convocó a los ciudadanos a defenderla, al marcar el aniversario del asalto al Capitolio por simpatizantes de su antecesor, sumándose al amplio y variado coro de voces que a lo largo de esta semana expresaron creciente alarma porque el sistema político estadunidense enfrenta una crisis existencial.
“Ahora nos toca a todos defender el imperio de la ley, preservar la flama de la democracia, mantener viva la promesa de Estados Unidos. Esa promesa está en riesgo, atacada por poderes que valoran la fuerza bruta sobre la santidad de la democracia, el temor sobre la esperanza, el beneficio personal sobre el bien público”, afirmó Biden en su discurso desde el Capitolio.
Continuó: “No se equivoquen: estamos viviendo un punto de inflexión en la historia. Tanto aquí en casa como en el exterior, estamos de nuevo en una lucha entre la democracia y la autocracia”.
Señaló que “aquellos que asaltaron este Capitolio y aquellos que los instigaron e incitaron pusieron un puñal contra la garganta de la democracia del país… no al servicio de Estados Unidos, sino al servicio de un hombre”.
Biden, quien a propósito casi nunca menciona el nombre del ex presidente Donald Trump, responsabilizó a su antecesor y a sus cómplices de ser quienes “incitaron a la muchedumbre –los conspiradores reales– que estaban desesperados por negar la certificación de la elección y desafiar la voluntad de los votantes”.
Afirmó que el ex presidente “creó y difundió una telaraña de mentiras sobre la elección de 2020” e “hizo lo que ningún presidente en la historia de Estados Unidos jamás ha hecho: rehusó aceptar los resultados de una elección y la voluntad del pueblo estadunidense”. Más aún, y también algo sin precedente, Trump “intentó evitar el traslado pacifíco del poder mientras una muchedumbre violenta ingresó al Capitolio”.
Como resultado, un año después –repitiendo su frase de campaña– “estamos en una batalla por el alma de Estados Unidos. Una batalla que, por la gracia de Dios y por la bondad y grandeza de esta nación, ganaremos”.
En el transcurso del día, demócratas en Washington realizaron varios actos para marcar el aniversario; pronunciaron discursos, realizaron foros con historiadores y hasta vigilias en el Capitolio.
En el momento de silencio que se observó en el pleno de la cámara baja para las víctimas de la violencia durante el asalto, sólo se presentaron dos republicanos: el ex vicepresidente Dick Cheney y su hija, la diputada federal Liz Cheney. Que el vicepresidente de George W. Bush de repente se convirtiera en una especie de disidente dentro de su partido, marcó para algunos qué tan extremo ha sido el deterioro del terreno político tradicional del país.
El ex vicepresidente y ex legislador declaró: “Estoy profundamente decepcionado por el fracaso de muchos miembros de mi partido en reconocer la gravedad de los ataques del 6 de enero y la amenaza activa a nuestra nación”.
Su hija, la diputada Cheney, quien es copresidenta del comité selecto que investiga el asalto al Capitolio de hace un año, ha denunciado a Trump y condenado a sus seguidores dentro del partido, por justificar lo que ella califica de ataque contra la democracia.
La vicepresidenta Kamala Harris tambien ofreció un discurso en el cual afirmó: “tenemos que unirnos en defensa de nuestra democracia”.
El ex presidente Barack Obama difundió una declaración en la que subrayó que el ataque del pasado 6 de enero “dejó claro qué tan frágil es el experimento estadunidense en la democracia”, y advirtió que “nuestra democracia está en mayor riesgo hoy” que hace un año. Señaló que “históricamente, los estadunidenses han sido defensores de la democracia y la libertad en el mundo… pero no podemos desempeñar ese papel cuando figuras de liderazgo en uno de nuestros dos partidos políticos principales están activamente minando la democracia en casa”.
Aunque los republicanos no participaron en muchos de los actos oficiales, y mantuvieron un perfil público bajo, Trump y sus aliados en la legislatura respondieron acusando a los demócratas de “politizar” el aniversario para sus propios fines, y “dividir al país”.
Trump, quien canceló una conferencia de prensa programada para ayer, no aguantó quedarse callado después del discurso del presidente y difundió un mensaje acusando a Biden de ser quien “está destruyendo nuestra nación con políticas locas de fronteras abiertas”, entre otras, y también denunció que el mandatario “usó mi nombre hoy para dividir a Estados Unidos”. Rei-teró que están intentando ocultar que la elección fue fraudulenta y están empleando este aniversario para “nutrir temores y dividir a Estados Unidos”.
Después del aniversario, continuará la investigación criminal del Departamento de Justicia sobre los eventos en torno al 6 de enero, con más de 700 participantes arrestados, la FBI calcula que ese número podría llegar a 2 mil 500. Esta semana, ProPublica y 154 medios lograron obtener algunos de los videos del asalto que forman parte de la evidencia en manos de los fiscales federales en los casos criminales: (https://projects.propublica.org/jan-6-video-evidence/).
Al mismo tiempo, procede la investigación del comité selecto de la Cámara de Representantes, el cual, después de interrogar a más de 300 testigos y evaluar cientos de miles de documentos en privado durante los últimos meses, ahora se prepara para las primeras audiencias públicas.
El diputado demócrata Jamie Raskin, quien encabezó el segundo proceso de impeachment contra Trump y que ahora forma parte del comité selecto, recordó que ese 6 de enero en que se estaba certificando el resultado del voto presidencial en el Capitolio, los legisladores pensaban que se habían preparado para todo tipo de problemas parlamentarios, “pero no para la violencia fascista desatada contra nosotros, coordinada en este intento para cometer un golpe de Estado político”, declaró esta semana a The Washington Post.
“Por primera vez en 200 años estamos suspendidos entre democracia y autocracia”, opinó David Remnick, director de The New Yorker. El 6 de enero del 2021, cuando “supremacistas blancos, miembros de milicias y simpatizantes de Trump asaltaron el Capitolio para tratar de revertir los resultados de la elección presidencial dejamos de ser una democracia plena”. Con ello, concluyó, Estados Unidos dejó de poder autoelogiarse como “la democracia continua más vieja” del planeta.