Almaty. Nuevos enfrentamientos se produjeron ayer en Almaty, principal ciudad de Kazajistán, tras la llegada de tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), lideradas por Rusia, para ayudar al gobierno a poner fin a los disturbios, que ya dejaron decenas de muertos, incluido un policía decapitado y cientos de detenidos.
Los disparos se oían en la zona central de la ciudad, al día siguiente de un estallido de violencia, con edificios gubernamentales calcinados y saqueos de comercios. El ejército despejó de manera parcial el centro de la ciudad, de manera especial la plaza de la República, y desplegó efectivos, autos blindados y equipo militar para resguardar la urbe.
También liberó la alcaldía de la ciudad y la residencia presidencial, que fueron quemadas, en el cuarto día de manifestaciones que comenzaron por el aumento de los precios del gas LP, esencial en los desplazamientos por la antigua república soviética, y ahora se han transformado en una protesta contra las autoridades.
El aeropuerto de la ciudad estaba bajo el firme control de los militares tras haber sido tomado por los manifestantes. Las calles estaban llenas de autos incendiados y casquillos de balas percutidos. La policía desplegó otras operaciones en Nursultán, la capital.
La crisis social ha dejado “decenas” de manifestantes muertos, de acuerdo con la policía, mientras más de mil personas resultaron heridas y cerca de 400 están hospitalizadas, 62 de ellas en cuidados intensivos, reportó el Ministerio de Salud. Según el gobierno, citado por agencias rusas, 18 miembros de las fuerzas de seguridad murieron y 748 resultaron heridos.
La fiscalía general abrió investigaciones por “organización y participación en disturbios masivos” y otra “por un acto de terrorismo”.
Los primeros efectivos de la OTSC llegaron a la nación centroasiática, rica en hidrocarburos, luego de que el presidente kazajo, Kassym Jomart Tokayev, pidió ayuda para combatir a “grupos terroristas”. Para intentar atajar la crisis, el gobierno aseguró que impondría un límite a los precios que regirá durante 180 días.
Estados Unidos advirtió a las tropas dirigidas por Rusia que no intenten tomar el control de las instituciones, y aseguró que el mundo estará atento ante posibles violaciones a los derechos humanos. La Organización de Naciones Unidas, la Unión Europea, Gran Bretaña, Francia, Turquía, Afganistán, Siria y China pidieron moderación.