En agosto de 2021, el IPCC, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, CC, de la ONU publicó Cambio climático 2021: La base científica física. Es la parte I de su 6° Informe de Evaluación. Seguirán otras dos partes. La II, sobre “Impactos”, está prevista para febrero 2022. La III, para marzo de 2022. La filtración durante el verano de los borradores de los informes de la partes II y III muestra la gravedad de la situación. Con base en textos filtrados de la parte III, Bordera y Prieto publicaron en la revista digital Contexto y Acción (CTXT) el artículo “El IPCC considera que el decrecimiento es clave para mitigar el CC”. Con base en una segunda filtración Bordera, Prieto et al. publicaron en CTXT el artículo “El IPCC advierte de que el capitalismo es insostenible”. Las filtraciones dieron a conocer estos textos antes de que los gobiernos participantes pudieran suprimir elementos clave y atenuarlos. Lo más significativo de la parte I era que revelaba que, incluso con la proyección más optimista –en la que las emisiones de carbono alcanzan su cima a nivel mundial en los próximos cuatro años, se evita un aumento de 1.5 °C en la temperatura media mundial hasta 2040 y se alcanzan las cero emisiones netas de carbono en 2050– las consecuencias para la humanidad mundial serían catastróficas. Incluiría eventos “compuestos” de clima extremo (fuertes precipitaciones, inundaciones récord, olas de calor, sequías, monzones, megatormentas, derretimiento de glaciares y aumento del nivel del mar) que afectarían a todos los ecosistemas del mundo. El segundo escenario más optimista –con aumento de la temperatura media mundial ligeramente por debajo de los 2 °C para 2081-2100– es una última esperanza que conlleva peligros mucho mayores. Los otros tres escenarios más coherentes con las tendencias actuales, casi impensables, amenazan la existencia de la civilización y de la humanidad. En el escenario más optimista, en el que el 1.5 °C se alcanza hasta 2040, el aumento de la temperatura media global entre 2041 y 2060 estará en el rango de 1.2-2 °C. Empero, incluso en este escenario altamente optimista el calor extremo y las lluvias intensas serán mucho más frecuentes. El aumento del nivel del mar será irreversible durante siglos y su acidificación aumentará. Por tanto, lo mejor que se puede esperar es que la amenaza definitiva para la humanidad se mantenga a raya y que, para finales de siglo, la temperatura media mundial se reduzca de nuevo por debajo de 1.5 °C. Incluso en ese caso, algunos de los efectos negativos del cambio climático, y sus graves amenazas para miles de millones de personas, seguirán presentes a lo largo del siglo XXI. En el quinto y más apocalíptico escenario, resultante de la marcha sin trabas del statu quo capitalista, la temperatura media mundial aumentaría a finales de siglo entre 3.3 y 5.7 °C, lo que supondrá una catástrofe absoluta para la humanidad y otras especies.
La filtración de secciones de la parte II sobre “Impactos” ha permitido conocer expresiones como: “La vida en la Tierra puede recuperarse de un CC drástico evolucionando hacia nuevas especies y creando nuevos ecosistemas. Los humanos no podrán”. Y su conclusión: “Necesitamos un cambio transformacional en los procesos y conductas a todos los niveles: individual, comunitario, empresarial, institucional y gubernamental. Debemos redefinir nuestro modo de vida y consumo”. La parte III sobre “Mitigación” es la que ofrece las mayores sorpresas. Una de sus principales conclusiones es que no se pueden construir nuevas centrales de carbón o gas y que las existentes deben eliminarse en el plazo de una década si se quiere alcanzar el objetivo de estar por debajo de 1.5 °C. Destaca su insistencia en que las mejoras tecnológicas que permiten una descarbonización relativa son insuficientes y que lo que se necesita es una transición social masiva en la producción y el consumo de materiales. Aunque la estabilización del clima requiere eliminación de dióxido de carbono (EDC), no es posible una solución sólo tecnológica al CC, pues los intentos de intervenir masivamente el clima por medios tecnológicos conllevan extraordinarias amenazas para el planeta.
La tecnología solar y eólica sólo representan hoy 7 por ciento del uso mundial de energía, su progreso rápido ha sido impedido por el atrincheramiento económico de los combustibles fósiles. La descarbonización incremental (en el margen) favorecida por las corporaciones ha dado lugar a una desvinculación relativa, pero no absoluta, entre crecimiento económico y emisiones. La vía que ofrece más esperanzas para el futuro inmediato es la EDC biológica, como reforestación, restauración de ecosistemas y gestión del suelo. La idea, fuerza central de la parte III, es que es esencial recurrir a estrategias del lado de la demanda, recortando el uso de la energía en todos los sectores y promoviendo agresivamente las vías de conservación y bajo consumo energético. Hay que convertir las ciudades en “nuevas ciudades sostenibles”; dejar de lado los vehículos deportivos y otros devoradores de gasolina; centrarse en el transporte masivo, los coches eléctricos, las bicicletas y los tuk tuks; reducir las dietas carnívoras y la producción de plástico. “En los escenarios de baja demanda energética”, afirma el informe, “la demanda final de energía es 40 por ciento menor en 2050 que en 2018, mientras el bien-estar se mantiene y mejora”. Ello requiere “cambios estructurales fundamentales en los sistemas de producción y consumo. Las transiciones aceleradas requieren un salto hacia sistemas totalmente nuevos de desarrollo sostenible. El “cambio transformador” debe remplazar los cambios graduales favorecidos por el statu quo. La parte III pone un fuerte énfasis en la injusticia climática como aspecto central del problema. Subraya que “el 10 por ciento más rico del mundo contribuye con 36-45 por ciento de las emisiones globales de GEI, mientras el 10 por ciento más pobre del mundo contribuye con 3-5 por ciento. El 41 por ciento de las emisiones de CO₂ de los países en desarrollo en 2015 procedían de la producción de exportaciones a países desarrollados”, lo que indica que la contabilidad de las emisiones climáticas debería basarse en el consumo y no en la producción. La mitad de las emisiones de la aviación provienen del uno por ciento más rico. “La falta de integración de la justicia ambiental en las actividades de mitigación del clima corre el riesgo de aumentar la desigualdad a todos los niveles” e inhibe la “mitigación eficaz del clima”. Añade: “El aumento de la participación de las mujeres y de los grupos racializados y marginados amplifica el impulso de la acción climática. La acción colectiva a través de movimientos sociales formales e informales sobre el estilo de vida, amplía el potencial de la política climática. Las huelgas climáticas han dado voz a los jóvenes en más de 180 países”. Una lectura crítica de los textos filtrados no deja dudas de que el cambio radical del sistema es ahora el único camino disponible para un futuro sostenible para la humanidad. No hay esperanza a menos que todos estemos decididos a superar la principal barrera para la supervivencia humana: la barrera del propio capital.
A la memoria de Luis Arizmendi.Al año de que el covid-19 nos lo arrebató
1 Síntesis basada en la traducción de Jus Semper: https://jussemper.org/Inicio/Recursos/Info.%20econ/Resources/EditoresMR-InformesFiltradosIPCC.pdf