Melbourne. Independientemente de quien haya cometido un error en la visa o en la exención de vacunación o lo que sea, la realidad el viernes era que el número uno del tenis masculino, Novak Djokovic, pasaba una de sus festividades religiosas más importantes en un hotel de detención en Australia mientras trabajaba en la apelación contra su deportación.
El tenista ha estado recibiendo llamadas telefónicas desde Serbia, incluyendo las de sus padres y la del presidente del país, con la esperanza de levantarse el ánimo. Un sacerdote de la Iglesia ortodoxa serbia de la Santísima Trinidad en Melbourne solicitó un permiso a las autoridades migratorias para poder visitar al nueve veces campeón del Abierto de Australia para celebrar la Navidad ortodoxa.
“Nuestra Navidad es rica en costumbres y por eso es muy importante que un sacerdote lo visite", dijo el decano de la iglesia, Milorad Locard, en declaraciones a la Australian Broadcasting Corp. “Todo lo que rodea a estos hechos es terrible. Que tenga que pasar la Navidad detenido (…) es impensable".
Los seguidores de Djokovic se congregaron en el exterior del Hotel Park, utilizado para alojar a refugiados y solicitantes de asilo cerca del centro de Melbourne, ondeando banderas y carteles.
Se mezclaron con activistas por los derechos humanos, que estaban allí para llamar la atención sobre la difícil situación de otras personas detenidas durante más tiempo, muchos de los cuales se han quejado por las condiciones de vida y la exposición al coronavirus durante la pandemia.
Un día después de que tanto el primer ministro de Australia como el ministro del Interior dijeron que era responsabilidad del individuo tener su documentación en orden, la población local parecía caer en la cuenta de que, fuesen cuales fuesen los errores cometidos en el proceso, uno de los deportistas de más alto perfil del mundo estaba detenido allí.
Las autoridades migratorias dijeron en un e-mail enviado a la Associated Press que había otros dos casos de personas involucradas con el Abierto Australiano a las que se les negó el ingreso. “Una de esas personas se fue voluntariamente de Australia y se canceló la visa de la tercera”.
Posteriormente se supo que la persona que se había ido era Renata Voracova, una jugadora de dobles checa de 38 años. La embajada checa en Canberra dijo que Voracova había “decidido irse lo antes posible de Australia y no participará en el torneo de Melbourne”.
Djokovic voló a Australia confiado de que su documentación estaba en orden, dado que el gobierno estatal de Victoria, donde está Melbourne, sede del Abierto de Australia, había aprobado su exención médica.
Pero esas mismas evidencias no cumplían con la normativa del gobierno australiano.
Así que, en lugar de prepararse para defender su cetro en el primer gran torneo del año y tratar de convertirse en el tenista con más majors si logra conquistar el número 21, se está preparando para presentarse ante la Corte del Circuito Federal el lunes para apelar la cancelación de su visa y su orden de deportación.
La atención ha dejado de estar sobre el estatus de vacunación del tenista para centrarse en cómo él, visitante asiduo a Melbourne, podría haber evitado esta situación.
Incluso algunos que lo habían criticado en el pasado, ahora están de su lado.
“Definitivamente, yo creo en tomar medidas. Yo me vacuné por la salud de los demás y por la de mi madre, pero la forma en la que se está gestionando la situación de Novak es mala, realmente mala", afirmó en Twitter el tenista australiano Nick Kyrgios, que en el pasado ser había mostrado crítico con algunas de las opiniones de Djokovic sobre las vacunas. “Es uno de nuestros grandes campeones pero, al fin y al cabo, es humano. Háganlo mejor".
En una publicación en redes sociales, Jelena Djokovic dio las gracias a los seguidores de su esposo.
“Gracias querida gente alrededor del mundo por utilizar su voz para enviarle amor a mi marido", escribió en Twitter. “Estoy respirando profundamente para calmarme y encontrar gratitud (y comprensión) en este momento con todo lo que está ocurriendo".
Djokovic ha sido un escéptico de las vacunas y se ha negado a revelar si recibió la del Covid-19, pero no puede haber ninguna duda de que viajó a Australia, a donde llegó justo antes de la medianoche del miércoles, creyendo que su documentación estaba en orden.
Las solicitudes de exenciones médicas de los deportistas, sus equipos y árbitros fueron evaluadas por dos comités independientes de expertos médicos a nivel estatal. Djokovic recibió un salvoconducto que le permitía participar en el torneo.
Pero cuando llegó, la Fuerza Fronteriza Australiana canceló su visa alegando que “no aportó las evidencias adecuadas para cumplir los requisitos de entrada”.
Las estrictas leyes australianas contra el Covid-19 señalan que los viajeros procedentes del extranjero deben haber recibido dos dosis de una vacuna recomendada o tener una dispensa por un motivo médico válido, como una afección grave, para evitarla.
Tennis Australia dijo que la solicitud del deportista “fue aprobada tras un riguroso proceso de revisión”. Ni Tennis Australia ni Djokovic revelaron los motivos por los que solicitó la dispensa.