Ciudad de México. Reclutados casa por casa, 3 mil jóvenes con problemáticas de deserción escolar, consumo de drogas o que son madres adolescentes, hoy forman parte del programa Los jóvenes unen al barrio, del que reciben 3 mil pesos mensuales por 90 horas de trabajo comunitario.
Este, señaló la directora del DIF de la Ciudad de México, Esthela Damián Peralta, es uno de los logros obtenidos de tocar las puertas de los domicilios en los polígonos de mayor vulnerabilidad de la capital del país, como parte del programa Barrio Adentro, el cual ha proporcionado 26 mil atenciones.
Entre éstas, destacó en entrevista con este diario, a 300 jóvenes que han aceptado iniciar un tratamiento a su consumo de drogas totalmente gratuito; asimismo, se han entregado apoyos a 422 personas con discapacidad permanente, reintegrado a la escuela a 366 estudiantes y rescatado a 134 niños víctimas de abandono, mala crianza y violencia, incluso sexual.
Con Barrio Adentro, subrayó Damián Peralta, se han recorrido 42 de 70 polígonos identificados como de alta vulnerabilidad, con altos índices de pobreza, incidencia delictiva, consumo de drogas y violencia familiar; es una estrategia en la que el gobierno va a la caza de los ciudadanos para dar atención inmediata a problemas específicos y evitar la burocracia que en muchas ocasiones les impide acceder a un apoyo o programa social.
Reveló que en los recorridos se han encontrado casos en los que “la realidad nos rebasa”, como niños que viven en condiciones de “indigencia” debido a la adicción del padre, por ejemplo, de los que hubo un abandono del gobierno pero en los que siempre hay una comunidad solidaria que los apoya y que ahora, con Barrio Adentro, son los mismos vecinos quienes nos alertan cuando en una casa hay un problema que requiere de atención inmediata.
En los recorridos participan los titulares de las dependencias que forman parte de Barrio Adentro, como la Secretaría de las Mujeres y el Instituto de la Juventud, así como ella misma, por lo que se trata de un programa cien por ciento territorial, de atención inmediata, en la que se han visitado asentamientos irregulares cuya problemática tiene que ver, sobre todo, con la falta de servicios como energía eléctrica, agua y drenaje, así como zonas urbanas donde hay mayor consumo de sustancias sicoactivas y mayor probabilidad de que los jóvenes se vinculen a la delincuencia.
“Tenemos que evitar ser asistencialistas, llegar a un espacio, tener un diagnostico, otorgar una gestión o un servicio y ya no volvernos a parar en el lugar. Eso nos encargó la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum”, expresó la funcionaria.
El siguiente paso para fortalecer Barrio Adentro, resaltó, es mantener una oferta cultural, deportiva y educativa por medio del programa Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares) con un centro comunitario en los polígonos de actuación, lo que permitirá que los vecinos se apropien de esos espacios hechos para ellos, lo que, a su vez, permitirá revertir problemas como el analfabetismo, disminuir el consumo de drogas, de madres adolescentes y la incidencia delictiva.
Asimismo, añadió, los Pilares se convierten en una opción para aquellas personas que en primera instancia no aceptaron la ayuda que se les ofreció al realizar la visita domiciliaria, es decir, dichos centros comunitarios son los que sostienen Barrio Adentro.
Esthela Damián detalló que a lo largo del programa se han realizado 103 mil entrevistas que han derivado en la identificación de mil 500 casos de consumo de sustancias si coactivas, fundamentalmente jóvenes, 55 de ellos menores de edad, de los cuales 300 aceptaron recibir terapia e incluso se les apoya con el traslado de su casa al centro de ayuda.
Entre las personas que han sido integradas al programa Los jóvenes unen al barrio se encuentran 49 adolescentes que ya son mamás o están embarazadas, que ahora forman parte del equipo Pilares, donde pueden terminar sus estudios o aprender un oficio, mientras sus hijos son atendidos en los centros de educación inicial del DIF.
“No son pocos casos cuando estas son desgracias que se pueden evitar, es decir, allí ya no tuviste la consumación de un delito, pudimos darnos cuenta de que se necesitaba un apoyo mucho más integral. Se han logrado disminuir los riesgos y fortalecer esos núcleos familiares”, expresó la directora del DIF, quien, subrayó, “no criminalizamos la pobreza ni a los jóvenes por el consumo de sustancias, sino que nosotros llegamos y los apoyamos”.