París. La campaña presidencial de 2027, al término de un segundo quinquenio de Emmanuel Macron, en una Francia “en declive”, permite a Michel Houellebecq ejercer de oráculo de la historia contemporánea en Francia con su octava novela.
Anéantir (Aniquilar, en español), la nueva ficción de uno de los novelistas franceses más influyentes, llega a las librerías hasta el 7 de enero, pero ya está provocando interpretaciones múltiples y debate político.
En el pasado, Houellebecq demostró que le interesa la anticipación, en particular con Sumisión (2015), lanzada el día del ataque contra la revista satírica Charlie Hebdo, en la que imaginaba la elección de un presidente musulmán en la República.
Pese a que no aparece nombrado en Anéantir, Emmanuel Macron es perfectamente reconocible en el libro, como cuando un asesor de comunicación lo describe como “magnífico animal político”, siempre brillante “desde el comienzo de su meteórico ascenso”.
Según el narrador de la novela, gobernó un país “en declive”, plagado de desigualdad, que asistía a la lenta muerte de pequeñas ciudades y áreas rurales, enfrentado a un desempleo persistente. “La brecha entre las clases dominantes y la población había alcanzado un nivel sin precedente”, alarma el narrador.
En 2027, la izquierda apenas existe, la Agrupación Nacional (extrema derecha) sigue fuerte en la primera vuelta, pero pena en la segunda, y la persona de Éric Zemmour sólo genera odio o admiración... un panorama muy similar al de 2022.
Aniquilar se centra en el tándem creado, en el corazón de esta campaña, entre el ministro de Economía, Bruno Juge, y su asesor especial Paul Raison.
Protagonista desilusionado
Este hombre de 49 años, funcionario que trabaja para la mayoría presidencial, de humor equilibrado aunque sumido en una larga crisis matrimonial, desilusionado por su propio fatalismo y su gusto consciente por la comodidad burguesa, es el protagonista de la novela.
El personaje de Bruno Juge, “probablemente, el mejor ministro de Economía desde Colbert”, recuerda a otro Bruno que ocupa el mismo cargo, Bruno Le Maire, quien, casualmente, es amigo cercano de Houellebeq en la vida real.
En el libro, el novelista juega a pintar éxitos futuros, como la nacionalización de la marca automovilística Citröen.
Y hay más predicciones, como la desaparición de estrellas mediáticas, la cesión de espacio político de Marine Le Pen a nuevas generaciones o la pérdida de fuerza del terrorismo islamista en favor de otros movimientos que lo han suplantado en el terreno de la violencia política.
“Buenos sentimientos”
Anéantir, que saldrá publicado cuando la epidemia de Covid-19 está lejos de terminar, no menciona ni una sola vez el virus –¿fue derrotado, es sólo un virus del que nunca hablamos, como la gripe? Misterio.
Pese a ello, esta es sobre todo una gran novela sobre temas de salud, medicina y de final de la vida.
El narrador aparece obsesionado por la cuestión de la muerte en nuestras sociedades occidentales: cómo la apartamos a un lado, cómo experimentamos la de nuestros seres queridos, cómo aprendemos lo que vendrá después...
Estos temas terminan alcanzando a un Paul Raison que se contentaba con vivir sin fe, sin cuestionamientos espirituales, y que siente el vacío dejado por el colapso del cristianismo. Ofrecen a la novela un final sublime y lírico en el que desaparece la intriga política.
Aunque prometió no dar entrevistas, el escritor salió de su silencio, al conceder el jueves pasado una a Le Monde, alejado de su imagen del provocador nihilista habitual e incluso afirmando que “con buenos sentimientos es con lo que se hace buena literatura”.
“¡No tienes que celebrar el mal para ser buen escritor! En mis libros, como en los cuentos de Andersen, inmediatamente entiendes quiénes son los malos y quiénes los buenos. Hay muy pocos villanos en Anéantir y eso me hace feliz. ¡El éxito supremo sería que no hubiera ninguno!”, afirma la estrella de las letras francesas.