El pago de medicamentos, gastos funerarios o préstamos familiares; invertir en un negocio, comprar alimentos o ayudar a los Reyes Magos llevó a la gente a empeñar las alhajas heredadas, compradas o regaladas para “sortear” la cuesta de enero.
Aunque las largas filas observadas en años anteriores en las casas de empeño brillaron por su ausencia, decenas de personas acudieron al Nacional Monte de Piedad y a la sucursal Allende del Montepío Luz Saviñón, en el Centro Histórico, a empeñar sus “cositas” o refrendarlas para evitar perderlas.
Las que acuden por primera vez a empeñar sus objetos reciben del valuador un préstamo equivalente a 65 por ciento de su valor y deben cubrir una tasa de interés de 4.89 por ciento mensual, explicaron trabajadores.
Además, tienen la posibilidad de refrendar su boleta cada cinco meses y hasta por tres veces para no perder sus objetos y, en caso de más refrendos es posible suscribir un acuerdo de “abonos” con un interés de 6.09 por ciento mensual.
Dicho mecanismo fue utilizado por Claudia, “porque saqué una prenda y la volví a empeñar a pagos libres para cubrir todas las necesidades que tenemos en casa, como atención a enfermedades, escuela y gastos familiares, y no quiero perderla, porque me la prestaron”.
“Pedir prestado a un familiar o amigo es imposible, porque también están en las últimas, y nos queda sólo la opción de venir al Monte de Piedad, donde saqué dos boletas de empeño y refrendé otra, a fin de salir de deudas”, comentó, a su vez, Laura.
Los gastos derivados de los contagios del covid y funerarios de quienes se nos adelantaron, explicó, “nos obligaron a venir aquí, pues no hay otra forma de sacar dinero, porque ya no trabajo, tengo 69 años”.
Don Jesús señaló que acude al Montepío a refrendar su boleta de empeño, “porque hemos tenido necesidades económicas y es la única forma que tenemos para salir adelante y evitar perder nuestras cositas”.
Axel acudió a empeñar una cadena y una pulsera, “porque el dinero recibido en diciembre fue para pagar deudas y ahorita lo que me dieron es para nivelarme un poco y cubrir lo de Reyes, pues mi hijo quiere un videojuego que cuesta alrededor de 20 mil pesos. Es un gasto fuerte, pero se lo merece porque va muy bien en la escuela”.