Durante 2021, primer año de la presidencia de Joe Biden en Estados Unidos, las autoridades migratorias de ese país entregaron a México a 19 mil 793 menores, al corte de octubre. En este caso, con la particularidad de que 15 mil 488 de ellos se encontraban no acompañados y 160 tenían menos de 11 años, según reporte de la Secretaría de Gobernación (SG).
Con ello, 2021 ha sido el periodo con mayor deportación de menores en los últimos cinco años (cuatro de los cuales fueron en la administración de Donald Trump) muy por arriba de los 13 mil 737 registrados en 2016 y los 12 mil 736 de 2019. Esto significa que en ese año hubo casi 30 por ciento más expulsados en este grupo de edad que en 2016, que fueron devueltos principalmente por Baja California, con 5 mil 949.
En un contexto de repunte de la migración en América del Norte, la evolución del flujo de niñas, niños y adolescentes (centroamericanos principalmente) enviados a México a partir de 2014 –pese a la relativa reducción de las cifras en 2017 y 2018– ha ido en aumento. El reporte de las autoridades migratorias mexicanas arroja que entre 2015 y noviembre de 2021 se han retornado a México 90 mil 308 niños y adolescentes.
Paralelamente, en los meses de 2021 fueron detectados por el Insti-tuto Nacional de Migración (INM) –hasta noviembre– 48 mil 704 me-nores migrantes en territorio nacio-nal, en su mayoría acompañados.
Aun cuando falta el reporte de diciembre, en 2021 este grupo de edad representaba el segundo más grande en la historia, sólo por debajo de 2019, cuando se registraron 53 mil 507, tendencia que la pandemia de covid-19 interrumpió el año pasado.
En un análisis de la Unidad de Política Migratoria (UPM) de la SG se advierte que “además de las condiciones propias de la edad, la vulnerabilidad de niños y adolescentes se acentúa cuando viajan sin documentos y sin la compañía de un familiar consanguíneo en primer grado (padre, madre o tutor) ya que estas situaciones dan lugar a una mayor exposición a riesgos. La condición de clandestinidad en los flujos migratorios irregulares hace complicado cuantificar con precisión el número de personas que los integran”.
Entre los menores detectados tanto en México como en Estados Unidos en su mayoría proceden de Guatemala (55.8 por ciento identificados en territorio nacional y 51.7 deportados desde Estados Unidos); seguido de Honduras (29.7 por ciento y 31.8 por ciento, respectivamente) y El Salvador (14.5 por ciento y 16.5 por ciento).
“Es de señalar que la proporción de niños y adolescentes que viajan acompañados ha disminuido, pues en 2019 correspondía a 75.3 por ciento.
“Una hipótesis detrás de este incremento de no acompañados puede asociarse al fenómeno de las caravanas migrantes, ya que en años anteriores se veía a familias completas transitar por México”, señala el documento de la UPM.
La presencia de menores en migración ha alertado a los gobiernos de la región “en especial, los países del norte de Centroamérica han emitido diversos comunicados declarando la urgencia de respetar los derechos humanos de este grupo poblacional.
“En el mismo sentido, los organismos internacionales han exhortado de manera reiterativa a tratar la migración infantil con un enfoque de derechos humanos.”, señala el documento de la UPM.