Washington. El asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio por los simpatizantes del entonces mandatario Donald Trump para intentar impedir la proclamación de Joe Biden como presidente de Estados Unidos supone una “declaración de guerra al estado de derecho”, afirmó ayer la congresista republicana disidente Liz Cheney, en un día de encuestas alarmantes sobre los temores por la democracia en el país.
Trump “demostró que está en guerra con el estado de derecho, que quiere saltarse todas las salvaguardias de la democracia”, aseguró Cheney al programa Face the Nation de la cadena CBS News. “Estamos en una situación en la que la gente debe comprender el peligro que supone la negligencia del presidente Trump”, apuntó.
Los partidarios del magnate atacaron al Congreso en un intento por detener la certificación de su derrota ante el demócrata con el argumento, sin pruebas, de un supuesto fraude electoral. Cinco personas murieron como resultado de los violentos episodios.
Cheney es una de las dos caras republicanas presentes en la comisión de investigación formada en la Cámara de Representantes para investigar el papel del ex presidente en el asalto al Capitolio. “Podemos ser leales a Donald Trump o a la Constitución, pero no a ambos”, declaró a CBS.
En entrevista para el programa This Week, de la cadena ABC News, la congresista comentó que había “posibles estatutos penales en cuestión aquí, pero creo que no hay absolutamente ninguna duda de que fue una negligencia en el cumplimiento del deber. Y creo que una de las cosas que el comité debe considerar en un propósito legislativo, es si necesitamos sanciones mejoradas para ese tipo de negligencia en el cumplimiento del deber”.
Explicó que aprenden mucho de lo que pasó en la Casa Blanca en las más de dos horas que pasaron desde el inicio del asalto hasta que Trump pidió a sus seguidores que salieran del Congreso. “Cualquier hombre que viera por televisión cómo golpeaban a los policías y que sus seguidores invadían el edificio es claramente inadecuado para cualquier cargo futuro”, destacó.
Cheney votó a favor de la destitución del ex mandatario por “incitación a la insurrección”, lo que le valió que el Partido Republicano la expulsara en mayo.
El congresista por Mississippi, Bennie Thompson, presidente de la comisión, explicó que están investigando si las acciones de Trump forman parte de un plan más amplio y si se pueden presentar cargos penales. “Estuvimos peligrosamente cerca de perder nuestra democracia el 6 de enero. Si esos insurreccionalistas hubieran tenido éxito, no estamos seguros de lo que podríamos tener ahora”, subrayó.
Aseguró que el comité “está obligado” a informar al Departamento de Justicia acerca de cualquier delito que descubra, a pesar de los llamados de varios expertos legales de que tal medida sería contraproducente, afirmó Thompson.
A medida que se acerca el primer aniversario del asalto al Capitolio, la extensa investigación del comité selecto de la Cámara de Representantes está en pleno apogeo. En los últimos seis meses, el panel entrevistó a más de 300 personas, emitió más de 50 citaciones y obtuvo decenas de miles de registros.
Un año después de la violenta invasión, los estadunidenses siguen profundamente preocupados por la salud de su democracia y alrededor de un tercio dice que la violencia contra el gobierno a veces puede ser justificada, según dos encuestas publicadas ayer.
La asonada fue “un presagio de una creciente violencia política” y de que la democracia estadunidense “está amenazada”, según dos tercios de los encuestados en un sondeo de la cadena CBS News.
Mientras, el “orgullo” de la población por su democracia se ha reducido drásticamente, de 90 por ciento en 2002 a 54 por ciento, según una encuesta elaborada entre el diario The Washington Post y la Universidad de Maryland.
A medida que se acerca el aniversario, los sondeos ofrecen motivos específicos de preocupación: CBS encontró que 28 por ciento de los encuestados cree que se puede usar la fuerza para defender el resultado de una elección, mientras 34 por ciento dijo al Post que una acción violenta contra el gobierno a veces puede estar justificada.
Los resultados subrayan las opiniones casi irreconciliables que dividen a la sociedad estadunidense. Dos tercios de los partidarios de Trump aún creen en su acusación infundada de que hubo fraude y que Biden no es el presidente legítimamente electo.