Llegar a Chivas exige una personalidad muy precisa. No sólo la habilidad con la pelota, sino carácter, un compromiso que no cualquiera sabe entregar, opina Lupillo Castañeda, jugador que hace 20 años hizo el tránsito del Cruz Azul al Rebaño y ahora lo ve reflejado en el movimiento que experimenta Roberto Piojo Alvarado.
“Jugar en el Guadalajara es la prueba de mayor presión y compromiso del futbol mexicano”, afirma el ex defensa, quien pasó al club en 2001; “para mí, sin faltar al respeto a otras instituciones, hay tres grandes equipos históricos: Chivas, Cruz Azul y América. Es en éstos donde las expectativas y las exigencias son mayores que en el resto de la liga”.
En el caso de Roberto Alvarado, reflexiona Lupillo, viene de sacudirse con el Cruz Azul dos décadas de no poder salir campeones. Es un jugador que logró lo que generaciones previas no conseguían y eso le debe dotar de un gran entusiasmo para llegar a Chivas.
Sin embargo, al restar esa presión al club Celeste, y también quitarse siete décadas sin título en el Atlas, todo en un mismo año, coloca a Chivas en el punto de vista crítico. Desde 2017, el Rebaño no consigue levantar el trofeo de liga.
“Chivas siempre tiene esa pre-sión y exigencia. Lo experimenté y estoy convencido que es el equipo donde se vive mayor presión que cualquier otro de los grandes. Su afición lo demanda y es la más grande del país, cómo no iba a ser así”, expresó.
Las razones por las que Chivas no ha logrado ser campeón en casi cinco años, con torneos que han resultado decepcionantes, como reconoció el presidente deportivo Ricardo Peláez, no tienen otra explicación para Lupillo que una mala gestión directiva.
Es una obviedad, pero no hay otra responsabilidad inmediata; si hay algo que no funciona y no se corrige, depende de quienes toman las decisiones.
Una vez terminada la presión de equipos que arrastraban décadas de fracasos, Chivas será vigilado en particular. Y en un torneo que se anticipa complejo ante el aumento de contagios que merman a las plantillas, tal como ocurre en otras ligas, Lupillo considera que también será la oportunidad para mirar a la cantera y esos jóvenes que pueden ser la salvación.