En estas fechas, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) se pronuncia porque no se regalen juguetes a los niños que fomenten estereotipos de género.
Tanto en Navidad como en Día de Reyes, los menores son agasajados con estos objetos, los cuales muchas veces inculcan modos de cómo ser mujer u hombre en la adultez.
“Los juguetes no tienen por qué ser para niña o niño. No fomentes papeles y estereotipos de género, mejor regala igualdad; regala juguetes que fomenten la creatividad, y lo que sea que les guste y con lo que se diviertan. Que en estas fiestas los regalos no refuercen papeles y estereotipos de género en las niñas y niños”, recomienda el Inmujeres.
En sus redes sociales, la institución asienta que “los niños y las niñas aprenden jugando”, por lo que se debe fomentar la acción libre de los menores, “desde la imaginación sin inculcar tareas de género”.
Según un estudio del Instituto de las Mujeres de España, de fines de 2020, “de los anuncios de juguetes 38.5 por ciento muestran arquetipos femeninos de belleza o de cuidadora y madre y/o esposa a las niñas”.
Pese al avance del feminismo, aún en la mayoría de las jugueterías los artículos se separan por género y colores. En las zonas con artículos para niñas abundan los colores rosa o morado, y del lado de los niños los azules y tonos oscuros. Cuando los juguetes son bélicos, predominan los tonos verdes oscuros y marrón claro.
Basta recorrer la juguetería de supermercado para notar lo anterior y que para ellas existe una amplia disponibilidad de muñecas, como las Barbies, princesas o personajes femeninos de dibujos animados. Para ellos no sólo hay juegos bélicos, también coches, figuras de acción, dinosaurios, héroes de películas del momento y juegos de video.
Para las niñas se priorizan los maquillajes y las muñecas que representan bebés, peluches, artículos de cocina o para tareas del hogar que refuerzan los papeles de mujeres siempre arregladas, amas de casas y madres.
A Sofía nunca le gustaron las muñecas, prefería los peluches y las Barbies; hoy es veinteañera. Karol, adolescente, prefería los carros y nunca recibió uno de regalo de Reyes, pero jugaba con los de su hermano, al que le obsequiaban carritos de imitación de automóviles.
Ana está en primaria y expresa que las muñecas no le agradan; en cambio, los patines y las patinetas son su pasión. Sus papás lo saben, y la consienten con éstos. Para Reyes quiere una bicicleta, pero no rosa o violeta ni con canastilla, porque la quiere “para acelerar, no para ir de compras”.
Alicia vivió su niñez en los años 80, y en esa época “era marcada la diferencia entre lo apto para una niña o para un niño”, nunca fue maternal, pero tenía muñecas porque se las regalaban. Le “fascinaban” las Barbies, aunque promovieran “estereotipos” de belleza.
De acuerdo con el Unicef, jugar no sólo genera diversión, también es una actividad relevante para el bienestar y el desarrollo. Hacerlo o no hacerlo, marca, y si los juguetes reproducen estereotipos de género, también dejan huella.
Incluso, la industria del ramo tiende a reforzar estereotipos de género. La Asociación Internacional por el Derecho del Niño y la Niña también ha criticado la producción de juguetes sexistas.