Roma. La Iglesia católica y la ciudad de Ferrara, en el norte de Italia, hicieron las paces el jueves con Antonio Vivaldi casi 300 años después de que el arzobispo de la ciudad cancelara de forma efectiva la puesta en escena de una de sus óperas, lo que endeudó al afamado compositor barroco en sus últimos años en exilio.
El arzobispo de Ferrara, Giancarlo Perego, asistió a la ceremonia de apertura de Il Farnace, de Vivaldi, en el teatro público municipal, decisión que el director artístico del teatro calificó de “gesto maravilloso” que ayuda a sanar el pasado y resaltar una de las obras menos conocidas de Vivaldi.
“Queremos devolverle lo que se le quitó aquí en Ferrara”, dijo Marcello Corvino antes del estreno de Il Farnace, que cuenta la historia de la trágica dinastía del rey Farnaces II.
Según historiadores, a finales de la década de 1730 el cardenal de Ferrara, Tommaso Ruffo, expulsó a Vivaldi de la ciudad porque éste, un sacerdote católico, había dejado de celebrar misa y se decía que estaba en una relación con una de sus cantantes, Anna Giro.
En la práctica, la decisión significó la cancelación en el carnaval de 1739 de una producción de Il Farnace, de Vivaldi, quien ya gozaba de éxito en Italia y el extranjero.
En realidad, el músico no celebraba misa porque desde hacía mucho tiempo padecía problemas respiratorios y su relación con Giro era como la de cualquier compositor con su cantante principal, al tiempo que Giro también fungió como una especie de enfermera para él.
La cancelación resultó en un desastre financiero para Vivaldi, comentó Corvino, ya que él mismo había pagado la producción con antelación y pasaba por un periodo de descenso debido a que sus obras instrumentales habían dejado de ser populares.
Antonio Vivaldi terminó endeudado y murió en 1741 en Viena. Sólo después de que se recuperaran sus manuscritos obtuvo fama póstuma por Las cuatro estaciones y otros conciertos.