A pesar de la pandemia de Covid-19 “nunca hemos dejado de leer y escribir. La lectura se ha vuelto una necesidad de vida para muchos niñas, niños y adolescentes”, afirmó Ignacio Rogelio Morales, creador del colectivo Los Colibritos, que agrupa a niños y adolescentes promotores de la lectura y escritores.
En entrevista con La Jornada, destacó que con reuniones de Zoom, chats y llamadas telefónicas continuó en contacto con los menores para mantener el interés en la lectura. Recuerda que Los Colibritos nacieron en 2014 como esfuerzo para incentivar esta actividad entre sus alumnos de la primaria en San Sebastián Teitipac, en Tlacolula, Oaxaca, a escasos 35 kilómetros de la capital del estado.
A siete años de la creación de este espacio, el profesor Morales señala con orgullo que “todo surgió de una sala de lectura, y hoy tenemos niños que se han integrado de otras regiones de Oaxaca e incluso de otros estados, como Chiapas y la Ciudad de México”.
Entre sus miembros, señala, varios colibritos han resultado ganadores de certámenes nacionales e internacionales de lectura y escritura, como el concurso de cuento infantil y juvenil Decamerón, convocado por la editorial La Vaca Independiente.
El profesor Morales destaca que entre las muchas historias de Los Colibritos está el de dos hermanos de Motozintla, Chiapas, que al conocer “la fuerza de los libros, pidieron a sus padres, con apenas un mes como colibritos, tener su propia biblioteca. Fue un sueño que, con mucho esfuerzo, sus papás lograron hacer realidad con un par de libros. La magia es que no sólo son niños que leen, sino que también promueven la lectura”.
La experiencia en el centro del país
También en la capital del país se han impulsado acciones para fomentar la lectura y la escritura de niños y adolescentes. Pedro Hernández, dirigente del magisterio disidente en la Ciudad de México y principal promotor de la estrategia de fomento a la lectura que impulsó la creación del LibroBús en el valle de México, anunció que en febrero próximo retomarán el itinerario por las escuelas, pues a la fecha y antes de la pandemia, aseguró, se han visitado más de 400 planteles educativos.
Agregó que con el Librobús se busca que alumnos de barrios y colonias sin acceso puedan acercarse a la lectura. “No es una estrategia que busque vender libros, aunque hayamos logrado esa meta, sino acercarlos a quienes no tienen dónde adquirirlos o no pueden comprarlos”.
Buscamos actividades lúdicas como lecturas en voz alta, cuentacuentos, presentaciones de libros para involucar a los niños y a sus padres en el mundo de la lectura, pero también de la escrutura. Así nace el Librobús, que en colaboración con el Fondo de Cultura Económica (FCE), ha permitido que miles de niños tengan acceso a los libros y escriban sus propias historias.
Hernández destaca que no sólo “se trata de hacer accesibles los libros. Hemos generado espacios de encuentro, donde hemos conocido historias de niños y adolescentes de otras latitudes que también son lectores y escritores, como el segundo Encuentro Internacional de Niñas, Niños y Adolescentes”, realizado a finales de noviembre pasado.
La propuesta para 2022 es “no dejar de leer y fomentar aún más el gusto por la lectura y la escritura”, concluyó.