Jartum. La violencia volvió a estallar ayer en Sudán, donde cuatro manifestantes murieron y decenas resultaron heridos entre una multitud que marchaba contra el poder militar golpista desafiando disparos y granadas lacrimógenas.
De acuerdo con un sindicato de médicos prodemocracia, los cuatro manifestantes murieron a tiros en Omdurman, suburbio noroccidental de Jartum, conectado a la capital por un puente.
En un llamado difundido en Facebook de sudaneses residentes en el extranjero, los médicos lamentaron que las fuerzas del orden “impidieran que las ambulancias se acercaran” a las víctimas.
También pidieron a otros médicos que se acercaran al hospital Arbain de Omdurman “porque los golpistas utilizan munición real contra los manifestantes”, informando de “decenas de heridos”.
Para impedir al máximo las concentraciones, las fuerzas del orden habían instalado contenedores en el puente.
No es posible saber con exactitud cuál fue el alcance de la represión, ya que las autoridades cortaron por la mañana Internet y las llamadas telefónicas, tanto las locales como las procedentes del extranjero. Por la noche, cuando las manifestaciones ya se habían dispersado, restablecieron las telecomunicaciones.
Al Arabiya, televisora vía satélite de Dubai, informó que varios de sus periodistas resultaron heridos en un ataque de los servicios de seguridad contra su oficina.
La emisora local Al Sharq también afirmó que las fuerzas de seguridad no le habían permitido informar sobre lo ocurrido.
La misión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Sudán y la embajada de Estados Unidos denunciaron la muerte de manifestantes y ataques contra los medios de comunicación.
Con cada nuevo llamado a salir a las calles en favor de la “revolución” y contra el jefe del ejército, el general Abdel Fattah Burhan, que reforzó su poder con un golpe el 25 de octubre, las autoridades movilizan nuevas técnicas para tratar de contener a la oposición.
Además de que las fuerzas de seguridad realizan constantes allanamientos a instalaciones de los medios de comunicación, policías, militares y paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido instalaron ayer por la mañana cámaras en los principales ejes de Jartum.
Esto no impidió que decenas de miles de manifestantes expresaran su repudio al poder militar en Jartum, Kessala, Port Sudan y Madani.
Un reciente acuerdo entre los golpistas y el gobierno electo de Sudán permitió al primer ministro civil Abdalá Hamdok salir del arresto domiciliario, pero también al gobernante de facto, general Abdel Fattah Abdelrahman Burhan, permanecer al frente de las autoridades de transición dos años más.
En agosto de 2019, Burhan asumió el cargo de presidente del Consejo Militar Transitorio después de que el ex presidente Ahmed Awad Ibn Auf renunció y transfirió el control en abril de 2019. La asonada disolvió el gobierno civil de Hamdok, nombrado a raíz del derrocamiento de Al Bashir en abril de 2019 tras varias semanas de protestas.
A cientos de metros del palacio presidencial de Jartum, que ocupa el consejo dirigido por el general Burhan, las fuerzas de seguridad lanzaron granadas lacrimógenas.
El miércoles, la embajada estadunidense pidió “prudencia extrema en el uso de la fuerza”, pues en dos meses de movilización antigolpe han muerto 52 manifestantes y cientos han sido heridos de bala.
El pasado sábado 235 personas resultaron heridas durante una manifestación a escala nacional.