Rogelio Agrasánchez murió ayer a la edad de 87 años. Fue productor, distribuidor y guionista de cine mexicano cuyo trabajo, aunque poco reconocido por la crítica, ha dejado una marca en la cinematografía nacional. Logró reunir a los tres luchadores más populares de los años 70, El Santo, Blue Demon y Mil Máscaras en dos películas: El Santo vs las momias de Guanajuato y Misterio en las Bermudas.
Por su manera de hacer cine, Agrasánchez es considerado por el escritor y periodista Raúl Criollo “de los productores más atrevidos. Desde luego que su línea era enteramente un esquema de recuperación comercial, que buscaba la taquilla, el gran público”.
A diferencia de otros productores de cine que tenían un perfil determinado para sus proyectos, Rogelio Agrasánchez se permitía variar. “Siempre estuvo atento a lo que pasaba con el interés de la gente, con el mercado. No tuvo miedo de pasar por muchas cosas que eran castigadas fácilmente por la censura y, desde luego, nunca le importaron las críticas”, afirmó Criollo.
La contribución de su trabajo, sin embargo, no ha pasado inadvertida. Su manera de configurar el género de la lucha libre en el cine ha tenido influencia en realizadores como Guillermo del Toro, permitiendo que “pudieran nadar en esos mundos donde estaba El Santo”.
Rogelio Agrasánchez “podía pasar de un western a una película con desnudos, a una de luchadores, a lo que fuera; cualquier cosa que pudiera impactar al público y se convirtiera en un éxito de taquilla, y lo logró muchísimas veces”, declaró Criollo.
Con Producciones Fílmica Agrasánchez, de su propiedad, produjo cintas como México de noche, Soy chicano y mexicano, Contrabando por amor y Mientras México duerme. “Agrasánchez era quizás un productor desbocado, que no tenía ningún problema y era, además, argumentista de tal vez un tercio o la mitad de las películas que produjo”, concluyó Criollo.