Privado de los que durante años fueron su gran atractivo, el circo se reinventa y adopta presentaciones más artísticas.
La prohibición de realizar números en los que participan animales, ya sean domésticos, como perros, caballos o aves, o grandes felinos o los taciturnos elefantes, ha hecho que el circo busque nuevas atracciones para su sobrevivencia, aunque para Alfredo Atayde Chávez, heredero de cuarta generación del Atayde Hermanos, eso no le afecta tanto como la piratería que ocurre con otras compañías que usufructuan el nombre de Atayde.
“Hay unas 30 en el territorio nacional”, esas malas copias hacen mella en el prestigio del único y original, adjetivos que utiliza para promover su empresa, señala.
El Atayde se presenta en estos días en su predio de la calzada de Tlalpan, frente a la estación Villa de Cortés del Metro.
Agilidad, destreza y baile
Ahora la producción implica números de agilidad y destreza combinados con breves apariciones de ese otro arte que es el baile, sin faltar la presencia del versatil payaso, en este caso el muy competente Ary Corazón, mexicano, quien lo mismo toca varios instrumentos que baila o hace malabarismo con chisteras.
Atayde sostiene el espectáculo que se ofrece puede costar 700 pesos y en los circos piratas cotizarse en 70.
En circos pequeños la papeleta es modesta y apenas con una tercia de artistas es posible montar un espectáculo. Atayde explica que en su circo se dan contrataciones de artistas de reconocimiento internacional como es el caso de la trapecista chilena Camila Palma, quien trabaja en el columpio a casi 10 metros de altura y participa en la temporada de las Galas de Invierno de este año.
Las Galas de Invierno datan de 1954 y se han presentado en los distintos escenarios donde el circo se ha instalado, como la Arena México, el Palacio de los Deportes y el predio de Tlalpan.
El Atayde Hermanos dio su primera función el 26 de agosto de 1888 en Mazatlán. Anduvo errante, como es su naturaleza, por el territorio mexicano al que tuvo que abandonar debido a la lucha revolucionaria. Se refugió en América del Sur y en los años 40 retornó al país.
Decena y media de números conforman el programa de esta temporada, con una función diaria, a las 19 horas, y dos los fines de semana, a las 17 y 19.
Hay actos de relativa novedad como la rueda Cyr, aparato metálico redondo, a cargo de Venegas. Más conocidos son los malabares de Johan Flecha, quien con dominio presenta un acto con clavas, aros y pelotas; Ericka González trabaja el poste acrobático, y el dúo Oscilante ejecuta un número plástico con aire de danza moderna.
El circo sobrevive, asevera Ata y así ha sufrido cambios desde aquellos sangrientos espectáculos del circo romano.