Boston. Edward O. Wilson, el biólogo pionero de Harvard que promovió la teoría polémica de que el comportamiento humano como la guerra y el altruismo tienen una base genética y advirtió sobre el deterioro de los ecosistemas, ha muerto a los 92 años.
Wilson fue “llamado ‘el heredero natural de Darwin’ y era conocido cariñosamente como el hombre hormiga por su trabajo pionero como entomólogo”, según un anuncio publicado en el sitio web de la Fundación para la Biodiversidad E.O. Wilson. Murió el 26 de diciembre en Burlington, Massachusetts.
“Sería difícil restar importancia a los logros científicos de Ed, pero su impacto se extiende a cada faceta de la sociedad. Fue un verdadero visionario con una habilidad extraordinaria para inspirar y estimular. Expresó, quizás mejor que nadie, lo que significa ser humano”, dijo David J. Prend, presidente de la junta de la Fundación para la Biodiversidad E.O. Wilson, en un comunicado.
Comportamiento humano y la genética
El profesor y autor galardonado en dos ocasiones con el premio Pulitzer obtuvo extensa notoriedad por primera vez con la publicación en 1975 de su libro: Sociobiología: la nueva síntesis, en el que detalló la evidencia que indicaba un vínculo entre el comportamiento humano y la genética. La obra creó controversia entre activistas y académicos que equiparaban las innovadoras teorías sociológicas con el sexismo, el racismo y el nazismo.
De forma más reciente, Wilson había defendido la importancia de preservar especies y ecosistemas diversos. “La diversidad de la vida en la Tierra es mucho mayor incluso que la reconocida por la mayoría de los biólogos”, expuso en 1993.
Menos de 10 por ciento de las especies de la Tierra tienen nombres científicos, señaló, lo que lo convierte en “un planeta todavía en su mayoría inexplorado”.
En 1979, gracias al libro Sobre la naturaleza humana –el tercer volumen en una serie que incluye Las sociedades de insectos y Sociobiología– ganó su primer premio Pulitzer. El segundo lo obtuvo en 1991 con Las hormigas, que escribió Wilson junto con su colega de Harvard, Bert Holldobler.