Rangún. La ONG Save the Children confirmó este martes la muerte de dos de sus empleados desaparecidos desde la masacre de unos 35 civiles en Myanmar el 24 de diciembre.
"Es con profunda tristeza que confirmamos hoy que dos miembros del personal de Save the Children se encontraban entre las al menos 35 personas, incluyendo mujeres y niños, que murieron el viernes 24 de diciembre en un ataque del ejército de Birmania en el estado de Kayah", dijo la oenegé en un comunicado.
La ONG explicó que los dos hombres asesinados eran jóvenes padres de familia. Uno de ellos se encargaba de formar a maestros y el otro se había unido a la ONG hace seis años.
Los combatientes locales contra la junta y un grupo de vigilancia culparon a los militares por un ataque en Hpruso, en el este del estado de Kayah, tras los enfrentamientos con los disidentes de la zona.
El sábado aparecieron en las redes sociales fotos que mostraban dos camiones y un coche con restos humanos carbonizados en su interior, en una carretera de Hpruso.
Ese mismo día, un portavoz de la junta, Zaw Min Tun, admitió que había habido combates en la zona la víspera y que los soldados habían matado a un cierto número de personas, pero sin dar detalles.
Los dos trabajadores de Save the Children habían estado "trabajando en una respuesta humanitaria en una comunidad cercana cuando se vieron atrapados en el ataque", dijo la organización benéfica.
"Los militares obligaron a la gente a bajar de sus coches, arrestaron a algunos, mataron a muchos y quemaron los cuerpos", según la ONG.
"Estamos impactados por la violencia contra civiles y nuestro personal, que son trabajadores humanitarios comprometidos, que ayudan a millones de niños necesitados en Myanmar", declaró su directora general, Inger Ashing.
Myanmar está sumido en el caos desde el golpe de Estado de febrero, con más de mil 300 personas muertas en la represión de las fuerzas de seguridad, según un grupo de seguimiento local.
Estados Unidos, "preocupados por la brutalidad del régimen militar", pidió el martes a través del Secretario de Estado Antony Blinken, que se imponga un embargo a la venta de armas al país.