Mexicali, BC., La doctora Astrid Calderas, directora del grupo ambiental Econciencia y Salud y directora del Área de Investigaciones, Ciencia Comunitaria y Justicia Ambiental de Flight Pattern Kids, en Valle Imperial, realiza una investigación binacional sobre afectaciones a la salud por contaminación.
En estudios con organismos vivos, han encontrado 38 elementos tóxicos en betabeles cultivados en el Valle Imperial. Aunado a esto, el equipo de investigación binacional ha realizado estudios genéticos entre residentes de esa zona y se han hallado mutaciones en la secuencia de ADN. Muchos de esos elementos tóxicos están presentes, por ejemplo, en los dientes de leche de los niños.
Junto con las quemas agrícolas, otra fuente importante de contaminación del Valle Imperial son los plaguicidas. Investigaciones citadas por CalEPA (California Environmental Protection Agency) muestran que los habitantes de áreas agrícolas de California tienen en sus organismos concentraciones mayores de pesticidas que residentes de otras regiones.
En California se ha detectado el mayor número de pesticidas organofosforados en la atmósfera, así como una cantidad considerable de organoclorados.
Uno de los 38 elementos tóxicos encontrados en el betabel del Valle Imperial es el arsénico, usado como agente de aleación y para el procesamiento de vidrio, pigmentos, textiles, papel, adhesivos metálicos, protectores de madera y municiones. El arsénico se emplea también en el curtido de pieles y en la fabricación de plaguicidas.
La exposición prolongada al arsénico provoca cáncer de piel, de vejiga y de pulmón. Además, propicia más de 3 mil enfermedades, entre ellas autoinmunes, desórdenes del espectro autista, fibrilación auricular, asma, trastornos de la coagulación sanguínea y enfermedades óseas, endocrinas y metabólicas. Esta sustancia también puede producir más de 5 mil efectos a nivel celular, explicó Calderas.
Plaguicidas y espárragos
Un estudio de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) descubrió que el Valle de Mexicali era en el año 2000 el más afectado por los plaguicidas de uso permitido, al igual que aquellos prohibidos, y detectó una fuerte relación entre problemas de salud de los habitantes de dicha región y el uso de agroquímicos.
En la zona existen más de 20 pistas de compañías fumigadoras donde se almacenan sin control residuos de plaguicidas.
En el año de la investigación de la UABC se registraban al año unos 50 casos de leucemia en el valle de Mexicali.
Sobre las quemas no existe una regulación municipal o estatal, según confirmaron fuentes del gobierno de Baja California. Sólo se hacen exhortos cada año.
Calderas comentó que la quema de campos donde fue sembrado espárrago libera una cantidad “extraordinaria” de contaminantes. “Cuando esto fue comprobado en el Valle Imperial, dejaron de sembrar espárragos para ir a rentar parcelas y sembrarlos en el valle de Mexicali”, explicó.
Un estudio de la Comisión de Cooperación Ambiental del Tratado de Libre Comercio de América del Norte señala que la quema de estos residuos libera dioxinas, clasificadas como contaminantes orgánicos persistentes (COP), debido a su contenido de cloro y a la presencia de plaguicidas absorbidos.
Precisa que los daños a la salud incluyen menor concentración espermática en varones en lactancia o etapa infantil, cambios en los niveles de hormonas tiroideas, efectos neurológicos en el feto por exposición durante el embarazo, bajos niveles de testosterona, problemas reproductivos en mujeres y menopausia temprana.
Perú y China, grandes productores de espárrago, no practican la quema de cultivos. Guanajuato, otro gran productor, tampoco hace quemas. Se ha demostrado que la quema no es necesaria, pero muchos productores rehúsan dejarla.