Para iniciar muy bien 2022, el presidente López Obrador anuncia que, con moños y mariachis, el próximo enero se liquida completamente la operación de compraventa de la refinería Deer Park, en Houston, Texas (“y tenemos el recurso para hacerlo”), por lo que su propiedad, operación y administración pasa, íntegramente, a la nación, de tal suerte que México suma más de 300 mil barriles diarios a su sistema nacional de refinación, siempre con miras a consolidar la autosuficiencia en este renglón, algo no registrado desde 1990.
En la mañanera de ayer el mandatario detalló que “se tienen los recursos para liquidar la deuda: se hizo una reserva del presupuesto, porque hubo un ahorro el año pasado y se apartó dinero para la compra de la refinería y el inicio de la coquizadora de Tula. Hubo este ahorro y se decidió tener ese dinero disponible, pero la Secretaría de Hacienda va a valorar lo que más conviene, por el precio del dinero, las tasas de interés. Si esa deuda se contrajo a intereses bajos y nosotros tenemos que pagar otro tipo de deuda a intereses más altos, pues yo pienso que Hacienda optaría por pagar la deuda en los tiempos que se contrajo. Pero todo depende del convenio, de los acuerdos que se tengan”.
Pero no fue un asunto sólo de pesos y centavos, pues, recordó López Obrador, “quedaba pendiente en trámite de la autorización del gobierno de Estados Unidos… Se firmaron los acuerdos de compraventa, se fijó el precio, se aceptó, pero faltaba el permiso. Nos llevó un poco de tiempo, porque queríamos liquidar la refinería en diciembre (de 2021); sin embargo, se pidió una ampliación del trámite que habíamos hecho conjuntamente el gobierno de México, Pemex y Shell para que el gobierno de Estados Unidos otorgara el permiso”.
Pero no faltó el palo en la rueda: “hubo algunas protestas soterradas no muy claras, para que Estados Unidos no nos otorgara el permiso, esa es la verdad; incluso, hasta en los últimos días leí que una tintorería presentó una denuncia. Me acordé de aquello del pastelero de Tacubaya, sí, que no le pagaron unos pasteles y eso lo utilizaron de pretexto los franceses, si no me equivoco, 1938, para invadirnos, por eso se llamó la Guerra de los Pasteles. Entonces, una ¡tintorería! No puedo decir más, porque no vaya a salir, ahora sí, un panadero. Bueno, pero ya se concretó esta operación y lo único que falta es pagarla y tenemos el dinero”.
Qué tal. Ciento ochenta y tres años después, los rabiosos herederos de monsieur Remontel dejaron los pasteles y se presentaron como propietarios de una tintorería con la pretensión de armar escándalo y echar para atrás la operación de compraventa de Deer Park. Pero se quedaron con las ganas de estallar “la guerra de la tintorería”.
En el balance, el presidente López Obrador detalló: “la modernización de las seis refinerías (existentes); llevamos invertidos como 30 mil millones de pesos modernizándolas, porque las habían dejado en el abandono. Deer Park, que tiene capacidad para procesar más de 300 mil barriles. Dos Bocas, que va a procesar 340 mil barriles. Y la coquizadora; todo ello nos permitirá procesar de un millón 800 a un millón 900 mil barriles diarios. Consideramos que con eso podemos abastecer el mercado interno, ese es el cambio que se está llevando a cabo con el apoyo de los trabajadores, de los técnicos, de los que están ahí día y noche trabajando, haciendo ellos, como no se hacía, las reparaciones; ya no todo es contrato, se están utilizando todos los talleres que existían en las refinerías y con la especialidad, la creatividad de los obreros petroleros estamos reparando, rehabilitando todas las refinerías”.
Sobre la coquizadora de Tula explicó que el régimen neoliberal la dejó inconclusa, con todo y que “es una planta muy importante, porque va a producir más combustibles. Estaba emproblemada, porque había deudas y demandas, y nos llevó tiempo resolverlo, pero se reinició la construcción de esa obra que va a ayudar mucho; necesitamos dejar de comprar gasolina en el extranjero. Además, es empleo para Tula, para toda esa región”.
Las rebanadas del pastel
Con los atentos saludos de Palacio Nacional para seis consejeros del INE: “cometieron un error y lo tendrían que reconocer; se opusieron a un mandato constitucional y actuaron de manera antidemocrática, pero en política hay que saber rectificar, no caer en la autocomplacencia, no aferrarse” … Va un fuerte abrazo para Marianita en su aniversario.